27 marzo 2014

Comentarios sobre la calidad de nuestras pulverizaciones agrícolas (primera parte)




Escenario general
Esta es la primera entrega de una nueva serie, que pretende analizar si nuestra agricultura es sustentable en este momento y requiere sólo sintonía fina (escenario óptimo), si sólo necesita correcciones pequeñas o medianas dentro del sistema actual (escenario intermedio) o si la situación requiere cambios profundos o aún cambios de un sistema por otro (escenario de mayor preocupación y complejidad).

En próximas entregas se analizarán,
-          variaciones de los últimos 10 años en los parámetros de fertilidad física
o        estabilidad en húmedo de los agregados
o        stock de macroporos
o        valores de densidad aparente

-          lo mismo con los parámetros de fertilidad química
o        contenido de materia orgánica joven
o        pH de la solución del suelo
o        conductividad eléctrica
o        capacidad de intercambio catiónico y su composición

-          aciertos y errores en el manejo de eventos transgénicos y de malezas resistentes

-          prácticas de uso de herbicidas con historial por lote, variando sitios de acción

-      ídem con las prácticas que planifican el consumo de agua en función de la cuenca, la napa, el historial reciente de lluvias y la sucesión de cultivos

-   otras cuestiones, tanto agronómicas como de la organización y estructuración del negocio, incluyendo lo que pueden ser considerados fallas en el diagnóstico del escenario actual

En esta entrega inicio el análisis de lo referido al uso de las pulverizadoras.


Buenas prácticas en lo referido a pulverizaciones – Comparación con la calidad actual de los trabajos
PESO DE LAS MÁQUINAS - PRESIÓN QUE EJERCEN SOBRE EL SUELO
Nuestras pulverizadoras ejercen hasta 60-80 libras por pulgada cuadrada (400-550 kPa), 4 veces más que lo aconsejado (como suele recordarlo Ricardo Martínez Peck). Más grave aún, se usan muchas veces cuando el suelo está por sobre el umbral hídrico (tema que se desarrollará en otra entrega).

Una máquina promedio del stock nacional en uso puede pesar más de 10-11 toneladas en condiciones de trabajo, con una distribución del peso entre ejes no del todo adecuada, todo lo cual resulta en la presión ya mencionada, tan excesiva.

No obstante, están mejorando el diseño y los materiales de las máquinas nuevas, empezando a revertir esta tendencia tan peligrosa.

En EE.UU. la situación es diferente. Muchos agricultores alternan ciclos de siembra directa con otros con laboreo, por lo que no necesitan estar pendientes de la acción de la pulverizadora sobre la densidad del suelo en el horizonte superficial. Quienes están en planteos de siembra directa continua utilizan mucho al cultivo de maíz, la fertilización química, los efluentes y el riego en muchos casos, por lo que cuentan con mecanismos de descompactación o prevención del aumento de densidad. Además, cuentan con factores naturales que nosotros no tenemos. El suelo se congela, con lo que el agua acumulada se expande y ayuda a la descompactación. Las horas de luz son mayores en verano, lo cual es aprovechado por el maíz. En muchos casos, por el tipo y cantidad de arcillas y limos hay menor tendencia al desarrollo de compactaciones.

Nuestro caso comparable es Australia, que sí ha tomado medidas de prevención de la compactación, recurriendo a prácticas de tránsito controlado que se comentan brevemente luego.


NUEVOS MATERIALES
Los materiales compuestos son uno de los 4 grandes grupos de materiales (los otros 3 son los metales, los cerámicos y los polímeros).

Los materiales compuestos con fibra de carbono son el material más importante para muchos usos, durante las próximas décadas. Son 4,5 veces más livianos y 3 veces más duros que el acero (un choque entre un vehículo actual y uno con estos materiales implica graves consecuencias, sólo para el primero).

Actualmente la mayoría del chasis de los autos de fórmula 1 está hecho con estos materiales. El Boeing 787 Dreamliner tiene 50 % de este tipo de material compuesto, lo que le permite ahorrar 20 % en combustible y 30 % en mantenimiento (una única pieza de material compuesto con fibra de carbono permitió suprimir 1.500 láminas de aluminio y 40.000 remaches y tornillos).

No obstante, es poco probable que el costo de los materiales compuestos permita su uso en las pulverizadoras durante la próxima década. Además, no estaría justificado, como veremos a continuación. En la actualidad, cambiar sólo el botalón por uno con material compuesto, manteniendo el resto de la máquina con metal, implica duplicar el costo del equipo.


VELOCIDAD QUE DESARROLLAN NUESTRAS MÁQUINAS
Una consecuencia del excesivo peso de nuestras máquinas es la baja velocidad que desarrollan trabajando. La mayoría de las máquinas transitan a 15-20 km/h cuando lo aconsejable es el doble, tanto por el aumento en la capacidad de trabajo como por la mejor penetración del caldo, más allá del canopeo del cultivo.

Existe la idea de cambiar el botalón actual por otro de material compuesto, de unos 36 m de longitud. Se argumenta que conviene este cambio, porque se necesita aumentar la capacidad de trabajo. No tiene lógica un argumento así. Es mucho más barato y eficiente aliviniar la máquina y duplicar la velocidad de avance.

Hay otro argumento más absurdo aún. Es el que dice que reemplazar el actual botalón por otro 1.000 kg más liviano resuelve el problema de la compactación. En primer lugar, si el problema fuese aligerar 1 tonelada, es obvio que con agregar 1.000 lt menos de caldo en cada tancada se resolvería el asunto sin recurrir a costosos cambios de materiales. En segundo lugar, el problema de la presión ejercida sigue muy por encima de lo aconsejable.


PROGRAMAS DE TRÁNSITO CONTROLADO
Pese a la existencia generalizada de los pilotos automáticos, no hay programas de tránsito controlado para las pulverizadoras (que permitirían pisar siempre el mismo lugar y compactar el 2-3 % cada campaña y no el 50-100 % al cabo de 3 campañas, como ahora). Australia tiene casos exitosos en esta materia, que deberíamos tener en cuenta.

Un programa de tránsito controlado permite trabajar mejor con cultivos de cosecha gruesa sembrados a 35 cm entre hileras. Esto, porque se pisa siempre en el mismo sitio, durante una campaña dada. Contar con 2 ó 3 configuraciones por lote es suficiente para cubrir las necesidades de cambio de dirección en los surcos año tras año (diferentes sesgos).


(Continuará)
Ing. Agr. Luis Villa
@LuisVilla2805

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