19 septiembre 2017

Comentarios propios a partir de algunos párrafos del artículo “Carne sin vacas” (1ª parte)

Comentarios propios a partir de algunos párrafos del artículo “Carne sin vacas” (1ª parte)

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El contexto
El conjunto de todas las producciones ganaderas del mundo ocupa un 25 % de la superficie terrestre libre de hielos permanentes, unas 3.400 millones de hectáreas (M ha), y consume además aproximadamente el 50 % de los granos producidos (fundamentalmente destinados a producir leche y carnes bovina, porcina y aviar).

Como contrapartida, la ganadería brinda sustento a más de 1.000 M de personas. En el mundo, la ganadería es proveedora de fuerza de tracción, leche, lana, carne, grasa, cuero y estiércol. Este último se utiliza como fertilizante, material para la construcción de viviendas y fuente de calor. Aproximadamente un 40 % del ganado del mundo cumple un rol social clave.

La ganadería en su conjunto, todas las producciones excepto la acuícola, representa el 40 % del producto bruto agrícola mundial, lo que configura una gran contribución a la seguridad alimentaria y nutricional (SAN).

A lo largo de los últimos 30 años, la ganadería viene siendo sujeto de críticas crecientes, varias de ellas no fundamentadas adecuadamente o ni siquiera fundamentadas.

Se la acusa de ser un factor importante en los cambios en la composición de la atmósfera y en el aumento de la temperatura del aire, de emplear excesivas cantidades de agua y de incidir en la producción de lluvia ácida. También se la responsabiliza en muchos casos por la degradación de humedales y la eutrofización de cursos o espejos de agua, por causar compactación de suelos, impedir la recarga normal de acuíferos y/o contaminarlos y provocar pérdidas de biodiversidad.

En fecha reciente se han publicado trabajos que consideran a la agricultura en general y a la ganadería en particular como uno de las principales fuentes de generación de material particulado secundario, que afecta a la calidad del aire que respiramos (1).

En nuestro país la percepción generalizada de la actividad ganadera no es mala respecto de su impacto en el ambiente, si bien las organizaciones ecologistas más importantes consideran que el avance de la frontera agropecuaria es uno de los 2 principales problemas ambientales del país, y que se debe no sólo a la agricultura sino en parte a la ganadería (el otro sería el Cambio climático).

Por otro lado, en el exterior hay señalamientos e imputaciones muy serias respecto de “la ganadería sudamericana”.

Este escrito es apenas un muy somero análisis sobre esas situaciones, tanto las objetivas como las percepciones de nuestros clientes actuales y potenciales y de grupos u organizaciones con opiniones de peso, tanto nacionales como del exterior.

También intenta presentar elementos que deberían necesariamente incorporarse a una estrategia nacional de desarrollo ganadero, como por ejemplo los argumentos principales del manejo de objeciones.

Por huella de carbono se entiende habitualmente al saldo de carbono liberado por una determinada actividad, producción, región o empresa, bien sea expresado por unidad de tiempo, bien sea expresado por unidad producida.

El Panel Científico Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) recopila información publicada y emite informes periódicos. El informe AR5 WGIII (Fifth Assessment Report, Working Group III) contiene, como es habitual, un resumen con recomendaciones para los legisladores, los decisores y formuladores de políticas (SPM, Summary for Policymakers).

El SPM, de abril de 2014, confirma un pronóstico conocido y alentador para la ganadería y el agro en general, en términos comparativos.

Muestra como estima la comunidad científica y técnica la evolución de las emisiones de gases con efecto invernadero debido a la actividad humana. El informe, como es habitual, agrupa a las emisiones no naturales en 1) las emisiones por la generación de electricidad y calor, 2) las de la agricultura, 3) las que generan las viviendas, 4) las que generan todas las formas de uso de energía no incluidas en otro apartado, 5) las de la actividad industrial y 6) las del transporte.

En las emisiones de la agricultura se incluyen todas las causas y todos los gases. Vale decir, entre otras, se consideran las emisiones de CO2 derivadas de la deforestación y del consumo de la materia orgánica de los suelos con agricultura y con pastizales pastoreados, las de N2O por el uso de fertilizantes, y las emisiones de CH4 tanto por parte del ganado rumiante y monogástrico como durante el manejo de efluentes.

Según este informe, comparando el 2040 con la actualidad (son estimaciones a 2030-2050), van a duplicarse las emisiones por generación de electricidad y calor, viviendas y transporte; las emisiones de la agricultura van a disminuir a la mitad (ya han estado disminuyendo en los últimos 20 años); las que generan las formas de uso de energía no incluidas en otro apartado van a triplicarse y las de la actividad industrial van a incrementarse 2,5 veces.

Perderá ponderación la incidencia de toda la actividad humana en la agricultura, bajando desde el 24 % al 6 ó 7 % del total. Es razonable suponer que no habrá presiones excesivas hacia la actividad ganadera para que modifique su impacto en la emisión de gases, más allá de que esa disminución ocurre toda vez que los rodeos se vuelven más productivos. Además, aún considerando que toda la degradación de pastizales se debe a la ganadería, ésta es siempre sólo una fracción del impacto global de la agricultura.

Lo anterior es en referencia al impacto de las actividades agrícolas en el Cambio climático, entendiendo al mismo según la definición del IPCC, esto es todo cambio en el promedio y/o en la dispersión de cualquier variable climática (no sólo la temperatura del aire), tanto debido a causas naturales como eventualmente a la acción humana.




Fuentes de emisión por causas humanas. Ponderación actual y proyectada.
(elaboración propia, en bases a los datos publicados por el IPCC en sus informes AR5 WGIII SPM y AR5 WGIII Final draft postplenary Technical summary; ítems en inglés, como figuran en el informe)



Los últimos 100 M de años han estado dominados por la fotosíntesis. Antes de eso el CO2 atmosférico osciló mayormente entre las 1.000 y 4.000 ppm, mientras que ahora está presente sólo en 400 ppm (más allá de que ha aumentado desde el inicio de la Revolución industrial y el fin de la llamada Mini Era del Hielo, cuando se encontraba en 280 ppm, a mediados del siglo XIX).

Hace 50 M de años surgieron los rumiantes, y han resultado ser claves en la evolución y equilibrio del planeta, por su capacidad para degradar la celulosa. Conviene recordar que actualmente casi la totalidad de los rumiantes del mundo son especies e individuos domesticados, poco capacitados para la vida libre. La celulosa es el azúcar estructural más abundante del planeta (85 % del total). Aún hoy no existe una forma eficiente, diseñada por el hombre, que permita degradarla.

Como bien cita P J van Soest (por caso, en sus libros Nutrición de rumiantes y Ecología nutricional de rumiantes), en 20 años la atmósfera quedaría sin el CO2 necesario para la fotosíntesis si faltaran los rumiantes para degradar la celulosa (el O2 se volvería menos abundante).

Este factor clave del equilibrio planetario es poco conocido y difundido fuera del ámbito académico y es claramente una externalidad positiva (aunque por sí solo no justifica necesariamente que contemos con 1.500 M de rumiantes mayores consumiendo y usando tantos recursos).

Nuestros ancestros homínidos comenzaron a alimentarse con carne hace 1,5 M de años, aprovechando la carroña de grandes animales. Hace unos 750 mil años comenzaron a cazar, sin herramientas, arreando a grandes herbívoros hacia acantilados u otras alturas.

Luego comenzaron a cazar con sus propias armas, hace unos 250 mil años, tal vez más. Descubrieron el fuego, lo que volvió a la carne más palatable y digerible.

Todo esto ayudó a la socialización, al desarrollo del lenguaje e influyó en nuestro desarrollo corporal. La longitud de nuestro intestino es la mitad de la que exige una dieta únicamente herbívora. Nuestro cerebro se vio claramente beneficiado.

La ingesta de carne disminuyó con el desarrollo de la agricultura, llegando a valores mínimos hacia finales de la era preindustrial, pero luego recuperó e incluso superó los niveles anteriores.

Un individuo es ovolactopiscivegetariano cuando consume huevos, leche y sus derivados y pescado, aunque no carnes rojas. En los países desarrollados, la población ovolactopiscivegetariana ha venido descendiendo y es aproximadamente un 4 % del total, siendo que había proyecciones que preveían más de un 7 % para este decenio. La población que ha persistido en esa dieta por más de 10 años es sólo el 1 %, mientras que el veganismo estricto es sólo el 0,2 %.

Existen sustitutos para la carne, entre los que hay que considerar a la carne artificial y a las proteínas vegetales industrializadas de modo de asemejar su forma, cocción y sabor a las características de la carne verdadera. Es casi imposible que todos esos sustitutos influyan en la moderación del consumo de carne bovina, porcina y aviar.

La perspectiva es la contraria, un incremento poco manejable de la demanda mundial de carnes, que obligue a considerar restricciones nuevas, vía precios, regulaciones, barreras, etc (en algunos aspectos, el punto de partida de Vaclav Smil).

Si bien los impactos de la ganadería están en ciertos casos exageradamente evaluados, debe tenerse en cuenta que la demanda de carnes porcina, aviar y bovina sumadas podría pasar de las actuales 270 a unas 470 M Tn en 2050 y ello sin duda es un valor muy alto.

En esto influye notablemente el gran avance de la urbanización mundial. Según la ONU, en 1950 había 725 M de personas viviendo en ciudades (conglomerados mayores a 300.000 habitantes). Esa cifra ascendió a 3.900 M en 2010 y estaría superando los 6.000 M hacia 2050.

No es factible suponer que la demanda vaya a morigerarse sólo por aumentos importantes en los precios promedio de la carne bovina ni de las demás carnes. En varios países desarrollados el gasto promedio de los hogares dedicado a alimentos disminuyó a menos del 10 % de los ingresos familiares, pero en China aún hoy es mayor a 25 % (la situación es más dura en Pakistán, Nigeria y otros países muy poblados).



Lo que sigue, como un ejercicio, es un listado de las objeciones mencionadas y de los argumentos que deberíamos tener en cuenta para hacer una oposición correcta sobre las mismas. En algún caso son argumentos que incluyen promesas, por lo que luego deberían cumplirse, implementándolas de diversas formas. En otros casos hay referencias a marcos normativos, los que pueden impulsarse desde el sector, pero claramente dependen de los poderes Ejecutivos y Legislativos, a menos que pueda recurrirse a situaciones de autoregulación.


Objeción
-      Emisión de gases con efecto invernadero.

Argumento/s
-      Lo dicho respecto de la evolución proporcional de las emisiones antropogénicas a nivel mundial.

-      Nuestra ganadería tiene una eficiencia de stock que como mínimo es 50 % superior al promedio mundial, por lo que debemos suponer que hay errores en la 3ª Comunicación nacional sobre el inventario de gases que están emitiéndose en el país (de 2015).

-      Queremos mejorar nuestra tasa de preñez y así bajar la intensidad de emisión de gases (gases emitidos por unidad producida).

-      Queremos continuar con la mejora en las dietas, factor clave para la disminución absoluta y relativa de las emisiones de metano.

-      No prevemos una expansión significativa del stock, ni avances en la superficie empleada, ni avances sobre áreas de bosques valiosos o corredores riparios.

-      La cantidad de metano parecería estar en un plateau en la atmósfera.

-      Nuestra huella de carbono es estructuralmente baja, porque si bien hemos intensificado la producción, recurrimos a pocos insumos, que producimos en general local y cercanamente.

-      Nuestras exportaciones son relativamente bajas, y viajan mayormente por barcos.

-      Queremos mejorar nuestro manejo de pastizales, secuestrando carbono, pero sabiendo que partimos de un uso razonable, muy superior al de muchos países importantes en producción ganadera.

-      Nuestra producción de óxido nitroso es aproximadamente la mitad de la estimada por defecto por el IPCC.


Objeción
-      Emisión de contaminantes finos del aire, precursores de material particulado nocivo.



Argumento/s
-      La agricultura a través del exceso y mal uso de la fertilización nitrogenada, y la ganadería intensiva cuando hay un mal manejo de efluentes, generan partículas que luego se combinan con otras para formar aerosoles peligrosos (PM menor a 2,5 micrones). Pero esto se da sólo en casos de gran densidad de vehículos diesel en mal estado o por la generación de electricidad en centrales térmicas que funcionan a carbón y que no son de última generación. No fertilizamos con nitrógeno de manera ineficiente, no lo hacemos en exceso sino todo lo contrario, gestionamos razonablemente bien el estiércol, propugnamos un mayor control de vehículos a gasoil, no tenemos centrales térmicas a carbón.


Objeción
-      Uso de excesivas cantidades de agua.

Argumento/s
-      La huella hídrica bien medida de nuestros procesos es muy eficiente. Casi no recurrimos al riego, basamos nuestro uso en la disponibilidad de agua verde y azul excedentarias, en la mayoría de los casos.


Objeción
-      Generación de lluvia ácida.

Argumento/s
-      La acidez y el contenido de azufre de nuestras precipitaciones ha estado bajando en al menos las últimas 2 décadas.


Objeción
-      Alteración de humedales.

Argumento/s
-      Buena parte de la actividad se desarrolla fuera de humedales. Vemos como un riesgo el proyecto de ley que impulsa el gobierno, que pretende legislar sobre unas 80 M ha, todo lo cual configura un claro exceso y carece de solidez técnica.


Objeción
-      Eutrofización de cursos o espejos de agua, compactación de suelos, alteración en la recarga normal de acuíferos, contaminación de acuíferos con nitratos.

Argumento/s
-      Nuestra densidad ganadera es baja, lo que asociado al bajo uso de fertilizantes nitrogenados hace que no generemos impactos negativos de ese tipo, excepto el incremento de nitratos en napas superficiales, sobre las que una política de ordenamiento territorial que propugnamos es la clave para revertir la situación.




Objeción
-      Pérdidas de biodiversidad.

Argumento/s
-      Sólo 2 % del territorio nacional concentra más del 50 % de nuestra biodiversidad. Esto, junto con un Plan de uso del suelo, corredores biológicos, reformulaciones a la ley de bosques y un reordenamiento territorial permitirá no sólo no perjudicar sino también ayudar a mantener y vigorizar nuestra biodiversidad.



(1)

Considerando contaminantes primarios y secundarios del aire, debemos mencionar al ozono (O3, el contaminante secundario más peligroso), al monóxido de carbono (CO), a los óxidos de nitrógeno (genéricamente abreviados NOx, precursor principal del O3), al material particulado (abreviado PM tanto en español como en inglés) que es tanto primario como secundario, al dióxido de azufre (SO2) y al plomo.


De los 6 contaminantes, muy probablemente O3 y PM sean los más peligrosos. Dentro de PM, muchos países distinguen en sus regulaciones entre partículas >10 micrones (que sólo llegan al tramo inicial de nuestro tracto respiratorio), partículas de 2,5 a 10 micrones (que superan las fosas nasales y llegan a los pulmones) y partículas <2,5 micrones (que no sólo llegan a los pulmones sino que alcanzan los alvéolos y luego el torrente sanguíneo). La agricultura en general y la ganadería en particular colaboran en la generación de las partículas más pequeñas, las más peligrosas.



Continuará

Ing. Agr. Luis M. Villa
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13 septiembre 2017

Ley 27.328 sobre Participación Público – Privada; clave para nuestro rápido desarrollo (parte 4 de 4)



Comentarios finales – Conclusión

No contamos formalmente con un Plan Nacional de Infraestructura, pero de hecho existe si componemos el Plan Nacional del Agua, el de Viviendas que incluye al ProCreAr, el Plan Belgrano, el recientemente esbozado Plan Patagonia y los planes del Ministerio de Transporte y los del Ministerio del Interior, que no sean referidos a viviendas y agua en el último caso, porque ya están considerados previamente. A eso deben agregarse los diferentes planes provinciales y municipales.

La ley de PPP es el complemento imprescindible para potenciar y complementar todo ese conjunto de proyectos de inversión.

Dependemos en buena medida de nosotros mismos para comenzar a elaborar ideas y anteproyectos viables, de alto impacto regional, social, ambiental y económico, que incrementen nuestra productividad y competitividad, mejoren nuestro ambiente cuidando la calidad del agua y del aire, potencien nuestros recursos humanos y disminuyan nuestros costos y riesgos de variada índole.

La reciente promulgación de la ley 27.328 sobre Participación Público Privada no hace sino potenciar estas posibilidades respecto del desarrollo regional y la creación genuina de riqueza, mejorando la calidad de vida de la sociedad y disminuyendo la incertidumbre y angustia con las que conviven muchos de los habitantes más humildes.

Es una forma de generar trabajo local, potenciar la riqueza y desarrollo regionales, sin competir por el ahorro del lugar.

En menos de una década es factible superar nuestros problemas humanos y ambientales más acuciantes.

En menos de 2 décadas se puede bajar la mortandad infantil a un dígito, proveer agua y saneamiento de red a más del 98 % de la población urbana y suburbana, manejar todos nuestros efluentes y residuos de acuerdo con las mejores prácticas de clase mundial, resolver por completo el déficit cuantitativo de viviendas, de más de 2 M de unidades, y el cualitativo, de otras tantas, proveer FTTH (fibra óptica al hogar) de modo universal en los lugares densamente poblados, bajar nuestro costo logístico anual a un valor de un dígito respecto de nuestro PBI, disponer de una red eléctrica confiable e inteligente y aumentar nuestra PEA, población económicamente activa, en 3 ó 4 M de personas, llevándola a 21 ó 22 M de personas; generando al mismo tiempo un cambio sociocultural importante y ubicándonos con todo ello entre los primeros 12 ó 15 países del mundo.

Para ello, los privados también debemos hacer nuestra parte.



Ing. Agr. Luis M. Villa
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03 septiembre 2017

Ley 27.328 sobre Participación Público – Privada; clave para nuestro rápido desarrollo (parte 3 de 4)


Ley 27.328 – Project Finance

Sancionada en noviembre pasado, fue parcialmente reglamentada a comienzos de este año. Hay quienes creen que se necesitan más precisiones reglamentarias, incluso piensan así algunos funcionarios de la actual administración nacional.

Tuvimos una herramienta similar a partir de un Decreto de 2000. Se trataba de una normativa técnicamente muy válida, pero que no logró efectos prácticos dado su contexto desfavorable. En 2005 el Poder Ejecutivo reemplazó el decreto de 2000 por otro totalmente dirigista y anuló casi todas las iniciativas posibles, hasta el presente.

En Finanzas debe distinguirse el financiamiento que toma un ente económico respaldándolo con sus activos, de aquel otro tomado “fuera de balance”, cuyo repago proviene del flujo futuro de fondos del proyecto al que aplica los fondos recibidos.

En el primer caso hablamos de financiamiento corporativo, bajo la técnica y el estudio de Corporate Finance. En el segundo, hablamos de Project Finance.

En el primero importa la capacidad y la condición moral o trayectoria o “character” del tomador del préstamo; en el segundo lo único verdaderamente relevante es la calidad del proyecto. Usualmente Project Finance se aplica a proyectos muy grandes, donde el proyecto opaca al impulsor, patrimonialmente hablando. No importa lo que tenga, sino qué va a hacer y cómo prevé concretarlo.

No obstante, la técnica y el nuevo marco legal permiten emplear el mecanismo para proyectos pequeños, y es clave para nuestro sector que sea así.

La técnica de Project Finance no es nueva. Existe desde el siglo XIII. En el siglo XIX se usó para financiar la infraestructura de los FF.CC. estadounidenses y la construcción de la Torre Eiffel.

En nuestro país la utilizamos mucho actualmente y desde hace un par de décadas, con diferentes modalidades de fideicomisos como vehículo de inversión. Esta es otra característica distintiva, frecuentemente se crea una nueva estructura, específica para el desarrollo del proyecto en cuestión.

En Corporate Finance es razonable estimar 60 a 80 % de capital propio del impulsor de un proyecto, que toma fondos por el 20 a 40 % restante. En Project Finance el “apalancamiento” es mucho mayor, usualmente de 80 %, restando sólo 20 % de fondos propios del impulsor o “sponsor” en la literatura internacional. En proyectos de infraestructura es frecuente un financiamiento completo, de 100 %. El sponsor no aporta fondos propios ni pone en riesgo su patrimonio, mientras no haya fraudes o un accionar doloso.

No es imprescindible que PPP y Project Finance “vayan juntas”. Hay proyectos grandes, estructurados bajo técnicas de Project Finance, en los que sólo intervienen privados. Y hay casos importantes de PPP en los que no se recurre a financiamiento a través del flujo futuro de fondos.

Pero lo usual es que vayan juntas. Vale decir, lo esperable es que buena parte de los proyectos de PPP se diseñen y estructuren (financien) con técnicas de Project Finance, incluso en casos en los que no haya una monetización directa proveniente del proyecto.

Pensemos en un proyecto integral de desarrollo regional, que reformula y mejora la red terciaria o rural de caminos y mejora ciertas infraestructuras hospitalarias y escolares preexistentes en la zona, entre otras inversiones. No hay allí ingresos directos, no obstante puede diseñarse un esquema basado en Project Finance en donde el sponsor, un grupo de actores del lugar por caso, recibe ingresos del Estado una vez finalizadas las obras y los aplica a pagar el fondeo recibido. El Estado a su vez puede haber creado contribuciones específicas para ciertos beneficiarios, los propietarios rurales frentistas o cercanos a la “nueva” red vial, por ejemplo.

Este esquema de PPP alienta las iniciativas locales y los diseños propios de quienes mejor conocen las necesidades, porque las padecen cotidianamente.

Existen varias modalidades. La que será la más frecuente será el esquema BOT, construir, operar y transferir la posesión; Built, Operate, Transfer.

En el esquema de PPP hay licitaciones, pero son diferentes al esquema tradicional basado en la ley de obra pública y en la ley de concesión. El Estado cuenta ahora con 2 esquemas; puede licitar bajo el esquema de obra pública o puede hacerlo bajo el de PPP.

No hay competencia por lograr el precio más bajo. Hay proyectos que se vuelven elegibles y otros que no. No está demás recordar que muchos países seleccionan propuestas de precio intermedio cuando licitan bajo el esquema clásico, no las de precio más bajo.

En el esquema PPP pueden existir ofertas no homogéneas. El objetivo está determinado finalmente por el Estado contratante, tal vez por sugerencias e iniciativas de actores privados de una región, pero el medio para lograrlo no está predeterminado. Se elige la que se considera la mejor oferta, no la de menor precio en un esquema de ofertas homogéneas. Previamente se busca igualdad de oportunidades, lo que no implica igualdad de propuestas.

En el esquema de PPP, el Estado y los privados no acuerdan bajo el derecho público, donde la situación del privado puede volverse débil y el Estado puede modificar sus obligaciones mientras continúa exigiendo las obligaciones originales al privado.

En el esquema BOT, el privado invierte en terrenos que pertenecen al Estado al momento de iniciar la inversión. La ley consagra los llamados step-in rights. Permite que el sindicato de bancos o el OMCrd que esté financiando tome el lugar del privado, si el Estado estuviera incumpliéndole a éste.

Y como podemos suponer fácilmente, los gobiernos y Estados no quieren tener conflictos con los OMCrd por estos tiempos. Esto perjudicaría la concreción de mucho financiamiento futuro, muy conveniente para los países.

Es razonable estimar que los Estados, Nación, Provincias y Municipios globalmente considerados, estarán asignando a infraestructura unos US$ 12 a 15.000 M anuales durante cada uno de los próximos 7 a 10 años. Se necesitan no menos de US$ 8.000 M adicionales cada año para cerrar nuestra brecha en infraestructura respecto de los países desarrollados y acelerar nuestro desarrollo. Son los que debemos cubrir los privados, casi siempre empezando desde el diseño de las iniciativas que resuelvan problemas desatendidos en los planes estatales.

En el esquema de PPP hay muchos contratos. Es importante que las provincias adhieran y eximan del impuestos de sellos a los contratos involucrados. Una alícuota de 1 % en sellos podría estar recaudando 5 puntos del monto de la obra, porque se celebran varios contratos sobre el mismo objeto. Eso anularía muchas ventajas.

Hay 3 que son los contratos clave. Está el contrato base, en el que el Estado contratante acuerda con el sponsor todo lo relacionado con el proyecto. Allí el Estado contratante está materializando su decisión, la que ha tomado luego del proceso licitatorio bajo el esquema PPP.

Luego está el contrato de financiamiento, en el que el sponsor consigue el fondeo a partir de lo acordado contractualmente en el contrato base.

Finalmente, está/n el/los contrato/s de construcción, en el que el sponsor, con el aval del Estado y del prestamista contrata una o varias empresas para la concreción de los aspectos de infraestructura de la obra.

Hay varios contratos más, que complementan a estos 3 que son los básicos. Las compañías de seguro tienen mucha participación, asumiendo ciertos riesgos, asegurando y caucionando ciertos eventos.

Con este marco legal, en 2015 se han desarrollado a nivel mundial proyectos por más de US$ 350.000 M. El desembolso lógicamente va ocurriendo luego, a lo largo de los tiempos de obra. En Brasil se concretaron US$ 9.000 M, en Chile US$ 3.000 M y en España US$ 12.000 M.

De esos US$ 350.000 M, un 35 % está dedicado a proyectos de energía y un 25 % a proyectos de logística, transporte sobre todo.

Nuestro marco normativo anterior no prohibía la PPP, simplemente no la alentaba correctamente. Ello no impidió que en 2015 se concretara un proyecto de US$ 520 M impulsado por Pan American Energy, con fondeo de la CFI del Banco Mundial y participación pública. En igual sentido, una inversión privada en el Puerto de Quequén, por US$ 33 M. Muy poco y muy concentrado, si lo comparamos con las necesidades ya descriptas.

Hay un proyecto para invertir US$ 100 M adicionales en Quequén con el sistema PPP, proyecto que está muy avanzado contractualmente y que se gestó más o menos simultáneamente con la sanción de la ley. De concretarse, resultará interesante verificar si los contratos han sido modificados para tomar los beneficios de la ley.

En fecha reciente el Ministerio de Transportes anunció que se licitarán este año las concesiones vencidas de 5.500 Km de rutas nacionales. Las obras se adjudicarán por el sistema de PPP, tal vez con el esquema BOT o alguna variante del mismo. Se prevén obras por unos US$ 4.400 M.

El ramal C25 del FF.CC. Belgrano está fuera del Plan Belgrano, lamentablemente. Hay un proyecto de PPP en estudio, por US$ 1.000 M. Es un ramal clave para potenciar nuestra hidrovía. En su momento el ramal con la línea recta más larga del mundo, atraviesa toda la provincia de Formosa. Es la vía natural para hacer llegar de modo rápido y económico las cargas del NOA y de la propia Formosa hacia la hidrovía del Paraná (ojalá pronto hablemos de las hidrovías, en plural).

Ya se ha firmado el primer contrato base bajo la ley 27.328. El Estado Nacional cede 35 Ha que posee en la ciudad de Rosario. El sponsor es un constructor y desarrollador inmobiliario que creará infraestructura pública, incluyendo viviendas y calles. Algunas se incorporarán al patrimonio del Estado como compensación y luego ingresarán a la actual versión del plan ProCreAr. El desarrollador podrá vender privadamente el resto de las viviendas construidas o a construir.


Continuará

Ing. Agr. Luis M. Villa
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23 agosto 2017

Ley 27.328 sobre Participación Público – Privada; clave para nuestro rápido desarrollo (parte 2 de 4)

La falta de infraestructura y la presión impositiva excesiva nos quitan competitividad y bienestar

No se trata de los únicos déficits. Somos una economía cerrada, los únicos en la región que exigimos licencias para importar bienes de capital y tecnología y los únicos en el Mercosur que no hemos ratificado el Acuerdo de Facilitación del Comercio que se firmó en 2013 en Bali, impulsado por la OMC.

Hay muchos ejemplos sobre cómo el déficit de infraestructura distorsiona nuestras decisiones de inversión o directamente nos obliga a diferirlas o a descartarlas. Por caso, el molino arrocero más moderno de la empresa agropecuaria más grande del país está emplazado a casi 200 Km de distancia del lugar que debería ocupar, de haber contado allí con la infraestructura adecuada.

El “Foro de Davos”, World Economic Forum, publicó el Reporte global de competitividad 2016-2017. Nuestro país continúa en el grupo de países en transición de la etapa 2 a la 3. Somos 19 países con un ingreso por persona y por año de US$ 9.000 a US$ 17.000, medidos por la capacidad doméstica de compra.

Sobre 138 países, nuestra ubicación en algunos rubros en los que tenemos severos déficits es la siguiente: calidad de las rutas, Nº 103; calidad de la red eléctrica, Nº 119; ahorro en relación al PBI, Nº 93; tasa total impositiva como porcentaje del total de utilidades, Nº 138; servicios financieros acordes a las necesidades de negocio, Nº 133 y efectos del marco impositivo en la propensión a invertir, Nº 135.

Malasia pertenece al mismo grupo de transición que nosotros. Dispone de un ingreso per capita de sólo US$ 9.000 y tiene problemas de malaria, tuberculosis y de mortandad infantil. Sin embargo, globalmente tiene mejor calidad de vida que nosotros e igual expectativa de vida. Y nuestra mortandad infantil es 50 % más alta que la de Malasia.

Ocupábamos el puesto 40 en el LPI, el índice logístico relativo que publica bianualmente el Banco Mundial; hemos descendido al puesto 60 en una década.

Todos estos resultados confirman nuestros problemas de competitividad, pública y privada. Somos la economía Nº 25 del mundo y estamos en el segundo grupo de países más desarrollados, con US$ 14.000 de ingreso per capita, pero ocupamos ahora el puesto Nº 104 en la clasificación general del WEF.

Todo esto es un problema, pero sobre todo es una formidable oportunidad para progresar, de modo rápido, consistente y sustentable.




Otros aspectos no menos importantes

Según el Banco Mundial, a igual calidad, una inversión en infraestructura en el ámbito rural genera 3 a 4 veces más beneficios que igual monto invertido en áreas urbanas. Usualmente esos beneficios se obtienen también más rápidamente y con menores riesgos asociados.

Lo anterior no debe interpretarse como un menoscabo para la imprescindible e impostergable inversión necesaria en la infraestructura del espacio urbano y periurbano.

Expresado en valores aproximados, el Producto Bruto Mundial (PBM) es US$ 80 trillones sajones o de la escala corta (TR, millón de millones, 10 a la 12 ó 1.000 Gigas si lo expresáramos en términos informáticos). El stock de riqueza mundial es de unos US$ 500 TR.

A nivel mundial, el tamaño de la deuda privada no financiera creció muchísimo y llegó a US$ 100 TR. Hay US$ 48 TR de deuda nominada en dólares, 8 de los cuales están tomados fuera de EE.UU. (de los 8; US$ 3,5 TR están en el mundo emergente). Podría haber un descalce de monedas, algo que conocemos muy bien.

Estamos viviendo en un mundo donde parecería que casi todos quieren ser rentistas y prestamistas de momento y casi nadie quiere ser accionista o emprender un proyecto. La crisis hipotecaria de 2007 y 2008 modificó muchos comportamientos; muchas empresas y familias de todo el mundo continúan con una conducta defensiva, conservadora, poco proclive al consumo y a la asunción de nuevos emprendimientos y riesgos.

Tenemos poca deuda pública y privada en comparación con el mundo. Eso nos coloca en una posición favorable para las próximas 2 ó 3 décadas. Nuestra cultura emprendedora también es una fortaleza, aunque nuestra capacidad innovadora debe mejorar significativamente. Suele haber confusiones sobre esto; se confunde mentalidad emprendedora con innovadora.

Desde hace aproximadamente unos 15 años, los organismos multilaterales de crédito (OMCrd) se muestran muy proclives a concretar préstamos para mejorar la infraestructura, salvo cuando se trata de viviendas. En sus evaluaciones sociales de proyectos aceptan tasas de descuento muy convenientes, bajas, en torno al 5,5 ó 6 % anual o menos aún, lo cual permite que muchos proyectos califiquen bien.

Los OMCrd están muy capitalizados.

FONPLATA era un organismo cuasi simbólico, más que nada político. Hoy maneja US$ 400 M en activos y prevé llegar a 7.000; está financiando el desarrollo de nuevos puertos en nuestro litoral.

La CAF, la ex Corporación Andina de Fomento hoy Banco de Desarrollo de América Latina, disponía de menos de US$ 2.000 M hace unas 3 décadas; hoy tiene activos por US$ 40.000 M.


El BID está en una nueva etapa de capitalización, previendo totalizar activos por US$ 150.000 M, muy superiores a los que disponía hace poco.

El Banco Mundial cuenta con unos US$ 200.000 M.

Es relativamente poco comparado con el volumen global de las finanzas y con el poderío del FMI para enfrentar desequilibrios de corto plazo. El FMI dispone de forma inmediata de US$ 680.000 M; puede disponer de más fondos aún, si fuera necesario atender una crisis extraordinaria.

Esos fondos de los OMCrd son también relativamente escasos cuando se los compara con las necesidades. Según McKinsey Global Institute, el mundo debería destinar US$ 57 TR a lo largo de los próximos 15 años para lograr cumplir las metas de crecimiento previstas. Es un monto equivalente a 70 puntos del PBM. Diferentes documentos y declaraciones parecen indicar que apoyarían esta idea el FMI, el “Banco de Basilea” (el Banco central de los bancos centrales) y los países más importantes del G-20. Por otro lado, la revolución logística por la que atraviesa el mundo no deja mucho margen de maniobra.

En promedio, se trata de unos US$ 3,8 TR por año, un monto 11 veces mayor que el que actualmente se destina a proyectos bajo los sistemas de PPP, como se comentará luego. De los US$ 3,8 TR, aproximadamente la mitad debe destinarse a infraestructura básica, agua y saneamiento, hábitat, vivienda, energía, transporte y telecomunicaciones.

Pero esos fondos de los OMCrd son significativos para muchos países, incluyendo al nuestro. Los OMCrd tienen asignados cupos para cada país. La ley de PPP permitirá que ingresen al país fondos adicionales, “fuera de balance”, es decir fuera del balance del Estado. Son fondos que estarán asignados a privados para que ejecuten proyectos en los que el Estado pone muy poco foco. El ejemplo clásico es la red terciaria de caminos, pero hay muchos más.

Por otro lado, es razonable estimar que nuestra producción agropecuaria crecerá significativamente. Dentro de unas 5 campañas se alcanzarían 40 M hectáreas (Ha) de área sembrada física, agregando unas 4,5 M Ha; produciríamos unas 160 ó 170 M Tn de granos y tal vez unos 4 M Tn de carne bovina, más el crecimiento en carne porcina y otros rubros.

En cambio, no es para nada razonable suponer que lograremos ese crecimiento sólo reinvirtiendo utilidades e incrementando la deuda del sector con el esquema clásico.

Por otro lado, vivimos en un escenario disruptivo, impulsado por el paso acelerado del mundo analógico y aislado al mundo digital e interconectado. En el mundo digital, las capacidades de procesamiento se duplican constantemente cada lapsos regulares. Cuando alcanzan cierto umbral, irrumpen masivamente dispositivos nuevos, como ha ocurrido con los drones. Así ocurrirá, está ocurriendo en realidad, con la Revolución industrial 4.0, la robótica, los vehículos autónomos, la Internet de las cosas, las criptomonedas y los contratos inteligentes. Así ocurrirá también, algo demorado en el tiempo, con la aplicación masiva de la impresión 3 D y la inteligencia artificial.


Por lo tanto, es imprescindible lograr que nuestra infraestructura no se vuelva el factor limitante que nos impida acceder rápido y plenamente a esa nueva etapa de la humanidad.

continuará


Ing. Agr. Luis M. Villa
AGRO&FINANZAS
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