03 abril 2014

Comentarios sobre la calidad de nuestras pulverizaciones agrícolas (cuarta y última parte)



CALIDAD DE AGUA (CATIONES – pH) – MEZCLAS DE TANQUE – SECUENCIAS
Para pulverizar, un agua es considerada dura cuando contiene cationes de Ca++ y de Mg++ por sobre 250 ó 300 ppm.  El límite es diferente para otros usos del agua. El valor a considerar es el informado por los laboratorios, luego de aplicar una fórmula con los datos de las determinaciones de ambos cationes (no es la suma lineal de los valores individuales de Ca++ y Mg++).

Las aguas duras afectan negativamente al resultado de las pulverizaciones. La presencia de materia orgánica y la alcalinidad también hacen lo propio.

El pH es una medida de la acidez o alcalinidad de una solución, un coloide o una suspensión, mientras el agua esté presente en la mezcla. El valor de pH es el resultado de un logaritmo en base 10. Es más práctico referenciar la acidez así y no con cifras de 6, 7 ó más ceros.

El agua es una molécula no polar, que conduce la electricidad 40 mil veces menos que un suelo promedio (no la conduce en términos prácticos) y que se disocia muy poco en H+ y OH-. Lo hace en una proporción de 0,0000001 respecto del total de moléculas de agua (los H+ a su vez se transforman inmediatamente en H3O+). A pesar de esa bajísima proporción, es una variable de gran influencia en muchas reacciones químicas.

El valor de pH no tiene unidad porque es el exponente de la operación matemática (como todo logaritmo). Un pH 7 es neutro, uno menor es ácido y uno superior a 7 es alcalino. Un pH 6 es 10 veces más ácido que 7. Un pH 8 es 10 veces más alcalino y 10 veces menos ácido que 7 (8 es 100 veces menos ácido y 100 veces más alcalino que un valor 6).

No hay problemas de alcalinidad cuando se trabaja con agua de lluvia, que tiene siempre menos de 7 (en la región agrícola de nuestro país posiblemente pocas veces por debajo de 6,40). Hay contaminantes atmosféricos, como el azufre en distintas formas, que contribuyen a acidificar el agua de lluvia.

Es factible aplicar con agua de lluvia, cuando se usa bajo caudal. Ej.: 500 hectáreas físicas, 5 pasadas por año, 40 lt por hectárea; son sólo 100 mil litros, antes de considerar la evaporación y otras fuentes de pérdida.

Es imprescindible analizar la calidad cuando el agua a usar es de napa. Un pH ácido en una muestra de napa es un dato preocupante (debe pensarse en alguna contaminación). No se da frecuentemente. Lo esperable es un dato 6, 75 ó superior.

Si se va a mezclar y trabajar de inmediato, que es lo correcto, no es imprescindible acidificar un agua con pH 6,80 o menos. Menos aún si en la mezcla hay sólo herbicidas. Hay una creencia equivocada según la cual el glifosato trabaja mejor con valores ácidos. En realidad, el glifosato trabaja mejor en 4 rangos ácidos de pH; rangos que exigen una precisión que difícilmente puede lograrse cuando se hace una titulación a campo. Lo práctico es no corregir (excepto en aguas muy alcalinas, por sobre 7,50).

Con presencia de fungicidas y/o insecticidas podría ser conveniente corregir si el valor es superior a 7, aunque conviene hacer comprobaciones propias. Sí conviene corregir cuando quedan mezclas preparadas sin pulverizar (antes de parar al equipo). Pero en ese caso hay que evaluar por qué ocurre eso, que no es un buen síntoma.

Con velocidades y caudales adecuados, el tiempo medio de permanencia de la mezcla en el tanque es menor a 1 hora. Así también se disminuye la influencia del pH sobre la calidad de los tratamientos.

A diferencia de la corrección de pH, es imprescindible corregir la dureza del agua. Deben usarse secuestrantes toda vez que haya una probabilidad razonable de que el valor supere 300 ppm (hay muchos casos con 500 ppm ó más; además una misma fuente de agua varía con los años y dentro de cada año).

Con aguas excesivamente duras (500 ppm ó más) no es suficiente llenar hasta la mitad, agregar secuencialmente todo y luego completar con agua. La segunda mitad del agua necesaria tiene por sí misma demasiada capacidad para alterar el resultado esperado. Además, el secuestro de cationes requiere de un tiempo. Por eso, para aguas muy duras conviene llenar todo, siempre con el equipo y el retorno en marcha, agregar el secuestrante, esperar 10 minutos para que actúe, y luego iniciar el llenado secuencial del resto.

Respecto de la secuencia de llenado, más allá de agregarlos con el tanque lleno o a medio llenar, siempre debe agregarse primero a los secuestrantes, luego al resto de los coadyuvantes excepto a los aceites y los productos antideriva, luego los agroquímicos líquidos (primero los solubles, luego los emulsionables y luego los floables), luego los agroquímicos con formulación sólida y finalmente los aceites antievaporantes y los productos antideriva (para el caso en que se usaran aceites y productos antideriva).


PISADO DE LA MÁQUINA
Hay un trade-off entre un rodado algo más ancho (pisa más, pero compacta menos) y viceversa. En un caso, se sacrifica el cultivo en favor del lote y la posibilidad de trabajar muy rápido luego de una lluvia. En el otro, lo contrario. Hay diferentes rodados en el mercado, lo cual es muy bueno. 

Sólo se pisa un 2-3 % del lote si se transita siempre por el mismo lugar en una campaña. Allí se concentran los problemas. Hay allí una eventual interferencia de tierra levantada por las cubiertas, durante el barbecho. Hay allí mayor compactación, más notable si se trabajó con suelo húmedo. Hay allí pisoteo al cultivo. La depresión de rendimiento y el daño al suelo son el costo a pagar si no se prevé recurrir a aviones.

Hay quienes imputan todo ese perjuicio únicamente al tratamiento y resultado de los fungicidas. No parece un criterio correcto, habiendo tránsito controlado, y usándose los fungicidas en soja en combinación con repasos con glifosato y con insecticidas.


DOSIS EFECTIVA
La dosis que importa es aquella que llega al sitio de acción. Si se cometen varios errores simultáneamente, se eleva la probabilidad de subdosificar aún con altos consumos de producto volcado al tanque de la máquina. Esto eleva a su vez la proporción de fracasos y acelera la aparición de resistencia.

Haciendo las cosas bien, controlando los factores clave, es factible usar dosis menores y obtener excelentes resultados, sin influir sobre la aparición de resistencia en malezas, insectos, etc.


QUIENES HAN CONTRIBUIDO
A lo largo de estas 4 entregas podría haber nombrado a varias personas. Sólo mencioné al Lic. Ricardo Martínez Peck porque es quien mejor señala un problema larvado, pero muy grave, el de la compactación causada por la pulverizadora.

Teminando ya, quiero mencionar a 2 personas que han hecho mucho por la generación y difusión de conocimiento en este tema. Son el Sr. Oscar Dichiara (ya fallecido) y el Ing. Agr. Esteban Frola.



Ing. Agr. Luis Villa
@LuisVilla2805