19 agosto 2014

Otro intento fallido de desacreditar a la agricultura: la paleodieta



OTRO INTENTO FALLIDO DE DESACREDITAR A LA AGRICULTURA: LA PALEODIETA
La paleodieta
Se trata de una dieta basada en la supuesta alimentación del ser humano durante el Paleolítico, período que finalizó hace unos 11.000 años. Supuesta, porque en realidad el ser humano tuvo dietas diferentes según las regiones y épocas en las que le tocó vivir en los últimos 200.000 años, aunque casi siempre estuvieron basadas en la recolección de vegetales de todo tipo, incluyendo semillas, granos y demás órganos con almidón y complementada con la caza y la carroña de animales, además de la práctica del canibalismo.

Las excepciones a la falta de consumo de vegetales son muy pocas, sólo los esquimales siberianos y otros grupos relativamente minoritarios de regiones muy frías.

La paleodieta prohíbe el consumo de lácteos, de azúcares agregados, de granos y de la mayoría de las semillas (en algunas versiones, prohíbe también a los tubérculos). Considera a la agricultura como un fenómeno negativo, un retroceso para la humanidad, al menos nutricionalmente hablando.


La línea fundamental del tiempo en grandes números – Surgimiento de la agricultura, efectos
El Big Bang ocurrió hace unos 14.000 millones de años. Nuestro planeta tiene unos 4.700 millones de años de antigüedad. Existe vida en la Tierra desde hace unos 400 millones de años, cuando surgieron las algas. Los homínidos datan de unos 20 millones de años. El género Homo cuenta con 2,5 millones de años de antigüedad. Nuestra especie, Homo sapiens, tiene al menos 200.000 años de antigüedad.

El ser humano inició la domesticación de animales hace unos 12.000 años y la de vegetales (la agricultura) hace unos 10.000.

Con la domesticación de animales inicialmente logró consumir leche durante más tiempo (luego también carne y otros aprovechamientos). Con la agricultura, logró consumir en muy buena medida lo mismo que ya consumía antes, con mayor seguridad y sin necesidad de trasladarse.


Paleolítico – Neolítico
El período Paleolítico se inició hace 2,8 millones de años atrás y finalizó hace unos 11.000 años, dando lugar al Neolítico. Durante ese cambio de un período al otro sucedieron una serie de fenómenos de extraordinaria importancia para la humanidad:

-          finalizó la última glaciación,
-          se inició la domesticación de animales por parte de nuestra especie,
-          se inició la trashumancia (el traslado del ser humano junto con sus animales, para que pastoreen lugares con más forraje),
-          se incrementó el contacto de tribus entre sí,
-          comenzaron los procesos de división del trabajo y establecimiento de estructuras jerárquicas,
-          comenzó la fabricación y uso de herramientas de piedra pulida en lugar de piedra golpeada, mucho más eficaces (hechas con obsidiana en muchos casos),
-          se inició la agricultura, domesticando aquello que ya se consumía,
-          se inició el sedentarismo, en muchas tribus antes que la domesticación de animales y que la agricultura, gracias a que la mejora en el clima permitía ser cazador-recolector sin necesidad de grandes desplazamientos.

En muchas tribus la alfarería sobrevino bastante tiempo después.

El cambio en el clima fue un factor clave en todo el proceso, porque aumentaron la temperatura, la humedad ambiente y las lluvias.

El clima cambia cíclicamente, en combinación con cambios abruptos que también ocurren. A través del estudio de los núcleos de hielo de Groenlandia se ha determinado la ocurrencia de 20 episodios de cambio brusco en los últimos 110.000 años (el último fue un enfriamiento abrupto que se desencadenó hace unos 12.900 años, fenómeno conocido como Dryas joven).

Los cambios cíclicos de diferentes escalas de tiempo ocurren por una combinación de factores, entre los que están:

-          la variación en la intensidad de las radiaciones solares,
-          la incidencia de rayos cósmicos y su interacción con moléculas de agua de la atmósfera,
-          los cambios en la intensidad del efecto invernadero,
-          los cambios en las corrientes marinas y en la temperatura de los océanos,
-          los cambios en la intensidad y dirección de los vientos principales,
-          la actividad de los grandes volcanes,
-          los impactos de grandes meteoritos y
-          las variaciones cíclicas del ángulo del eje de rotación terrestre.

Todos estos factores combinados generan grandes efectos. Por ejemplo, desde el final del Paleolítico el nivel del mar ascendió más de 110 metros.


El surgimiento de la paleodieta – Condiciones que favorecen su difusión
La llamada paleodieta surgió en EE.UU., donde son muy severos los problemas de salud causados por los malos hábitos alimentarios. Un 65 % de la población estadounidense mayor de 20 años tiene sobrepeso u obesidad, que son 2 grados diferentes de un mismo problema.

En 2005, unos 64 millones de estadounidenses presentaban algún tipo de limitación en su funcionamiento cardiovascular. Los problemas cardiovasculares representan casi el 40 % de todas las causas de muerte en EE.UU.

Unos 15 millones de estadounidenses son hipertensos, 11 millones padecen diabetes tipo 2 y 37 millones de adultos tienen problemas con el contenido de colesterol (mayor o igual a 240 mg/dL).

Unas 7 millones de mujeres estadounidenses mayores de 50 años padecen de osteoporosis. Las complicaciones posteriores a fracturas en pacientes con osteoporosis explican el 20 % de las muertes dentro del año posterior a una fractura.

El cáncer es la segunda causa de muerte en EE.UU. (25 % del total de muertes). Un tercio de las muertes por cáncer tiene directa relación con la mala nutrición, incluyendo los problemas de obesidad.

El país más poderoso, que genera aproximadamente 25 % del producto bruto mundial, tiene graves problemas con su alimentación. No es sorprendente que surjan allí todo tipo recomendaciones y dietas. Algunas se transforman en grandes negocios para sus creadores.

Por otro lado, hay también implicancias políticas, ambientales y religiosas. Por ejemplo, hay quienes creen que en el mundo deberían existir sólo 500 millones de seres humanos. Para grupos con esa línea de pensamiento, la aparición de propuestas como las de la paleodieta les resulta absolutamente funcional, dado que si toda la población humana adoptase ese régimen alimentario, sólo podrían habitar el planeta unas 500 millones de personas.

De los varios problemas nutricionales que aquejan a la población estadounidense, hay uno que se destaca como el más importante. Se trata de la gran ingesta de azúcares refinados que era alta en los ´70 (55 kg per Capita año) y se incrementó aún más luego de esa fecha y hasta hoy (70 kg), sobre todo por el incremento notable en el consumo de fructosa de maíz.

Ningún otro país occidental, desarrollado o no, tiene semejante registro tan negativo. Por otro lado, sería absurdo achacar esta situación a la existencia de la agricultura, dado que es un fenómeno local, no global.

De modo que, ya sea por las lógicas preocupaciones que genera la epidemia de mala alimentación, o bien sea por posiciones políticas extremas, ideas como la de la paleodieta tienen gran repercusión en muchos ámbitos estadounidenses (toda dieta que proponga suprimir los azúcares refinados recibe mucha atención, al menos inicialmente).


Los grandes errores de esta argumentación
Actualmente está claro que en muchos grupos humanos sobrevino primero el sedentarismo, luego la agricultura y luego la alfarería. La agricultura permitió mejoras en la productividad y en la calidad de vida, pero no generó cambios drásticos en la dieta.

Es absurda la idea expresada por los defensores de la paleodieta en el sentido que el ser humano no ha consumido semillas ni almidón a lo largo de su evolución.

Existen evidencias que sugieren que el sorgo ha formado parte importante de la dieta en ciertas regiones de África, desde hace más de 100.000 años (unas 6.000 generaciones).

En el caso del arroz, tan denostado por esta línea de pensamiento, la domesticación fue muy dificultosa, demandando unos 1.500 años. Durante ese lapso, distintas tribus o grupos consumían tanto arroz cultivado como los parientes silvestres (individuos del género Oryza, silvestres, algunos perennes).

¿Por qué el ser humano habría de empeñar casi 100 generaciones en controlar la dehiscencia y la maduración despareja, y lograr la domesticación del arroz?

La respuesta es simple, porque venía consumiéndolo desde hacía muchísimo tiempo (como mínimo 20.000 años, y aún falta mucho por investigar).

Es igualmente equivocado creer que el ser humano y los microorganismos que nos habitan no se han adaptado a cambios de los últimos 100 mil ó 10 mil años ó 2 mil años. Han transcurrido entre 800 y 5.000 generaciones de humanos y de 1 a 3 millones de generaciones de microorganismos que nos habitan. Son cifras más que suficientes para lograr una adaptación exitosa que permita consumir grandes cantidades de almidón.

En Okinawa, donde la calidad de vida y la longevidad de la población son muy altas, muchas personas llegan a consumir más de 8 toneladas de arroz a lo largo de su vida.


Los efectos nutricionales de largo plazo de la paleodieta
Muchas sociedades científicas y especialistas advierten que el mantenimiento de esta dieta por largos períodos puede generar serios problemas renales y de osteoporosis, entre otros.


Conclusiones
Somos omnívoros. Siempre fuimos consumidores de almidón (starchivores dicen algunos antropólogos generando un neologismo en idioma inglés).

No hay una dieta ideal, universal. Menos aún lo son aquellas dietas que imponen restricciones severas en la variedad de ingredientes, en base a presunciones, errores y mentiras antropológicas e históricas; mentiras que la paleobotánica, la paleobiogeografía y otras disciplinas se han encargado de señalar.

Lo mejor para nuestra salud es una dieta variada, controlada, en el futuro cercano basada en la nutrigenómica. También lo es para el desarrollo armónico del planeta; es injusto denostar a la agricultura, que ha hecho y seguirá haciendo una contribución clave para nuestro desarrollo. Ni debemos necesariamente ser veganos extremos (entre los que están quienes denostan a las actividades ganaderas como intrínsecamente negativas), ni partidarios de dietas con exceso de proteínas, falta de variedad, y nula sostenibilidad social y ambiental, como la paleodieta.



Ing. Agr. Luis Villa
@LuisVilla2805