23 septiembre 2015

Inundaciones parte III – Cambio climático - ¿Cambió la intensidad de nuestras lluvias?



Inundaciones parte III – Cambio climático - ¿Cambió la intensidad de nuestras lluvias?
En 1987 se firmó el Protocolo de Montreal, uno de los hitos normativos clave para entender el funcionamiento y la complejidad de las instituciones involucradas actualmente en temas ambientales. Con este protocolo se estableció un principio de precaución, según el cual los países se obligan a tomar medidas tendientes a preservar la seguridad humana, incluso cuando no exista evidencia científica incontrastable que así lo aconsejare.

En 1988 se creó el  IPCC, el Panel científico intergubernamental para el Cambio climático.

En 1992 se conmemoraron los primeros 20 años de la Conferencia de Estocolmo y se celebró la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro. Como consecuencia de esta cumbre, se crearon 3 nuevos organismos, uno de los cuales es la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático, CMNUCC ó CMCC, que inició sus actividades en 1994.

Para el IPCC, cambio climático es toda modificación de cualquier variable climática, ya sea en el promedio y/o en la dispersión. No se refiere necesariamente a la temperatura media. Esta definición incluye todo cambio, tanto atribuible a causas naturales como a la acción del ser humano.

Bajo esta definición, y sabiendo que el clima varía cíclica y continuamente a lo largo del tiempo geológico (cientos, miles, o millones de años), toda la comunidad científica y técnica acepta que el cambio climático existe.

Para la CMCC, cambio climático es toda variación en el promedio de la temperatura,  mientras pueda ser atribuida a la acción del ser humano. Muchos científicos creen que el cambio climático no existe bajo esta definición.

[Hay también episodios de cambio climático abrupto (ha habido unos 25 en los últimos 100.000 años). El último de ellos, el Dryas joven, ocurrió apenas antes del inicio del Neolítico y extinguió a muchas especies (los homínidos estuvimos cerca de sucumbir).]

Mientras que el IPCC es el organismo científico, la CMCC es el organismo político que busca establecer compromisos y planes.

El IPCC no genera información científica propia, sino que recopila la que considera relevante. A lo largo de su historia ha puesto mucho énfasis en modelos matemáticos predictivos.

La CMCC tiene en las cumbres anuales su máxima instancia decisoria. Los países son las partes de la convención, por eso a las cumbres se las llama COPs, conferencia de las partes por sus siglas en inglés.

Cuando se trata de emisiones y demás cambios globales y stocks del ciclo biológico del carbono, suele usarse como unidad a la Giga tonelada de carbono (GtC ó 109 tn, es decir mil millones de toneladas de carbono). El stock de carbono de los océanos es de 40.000 GtC, el del suelo hasta 1 m de profundidad es de 3.000 GtC (mitad orgánico y mitad inorgánico) y el de la atmósfera es de 750 GtC.

En el caso del CO2, la cantidad emitida naturalmente es de unas 200 GtC anuales, un 97 % del total (mayoritariamente emitidas por los océanos). La actividad humana es responsable de emisiones anuales del orden de 7 GtC (sólo el 3 % del total). Del total emitido por el ser humano, la mayoría corresponde a la quema de combustibles fósiles (gas, carbón y petróleo), pero aproximadamente 1 ó 1,5 GtC son emitidas por las actividades agrícolas (sobre todo por los llamados cambios en el uso del suelo, deforestando y/o consumiendo materia orgánica, sobre todo esto último).

En muchas ocasiones se usa la unidad GtCO2eq, Giga toneladas de dióxido de carbono equivalente (1 GtC equivale a 3,67 GtCO2eq). La expresión equivalente se refiere al cálculo de los efectos de cada gas, ajustados por su capacidad de generar calentamiento. Cada molécula de metano tiene un efecto invernadero 28 veces superior a una de CO2 (asumiendo impactos a 100 años vista; en cambio, de haber un cambio climático abrupto y evaluarse impactos a sólo 10 años vista, el metano tiene 100 veces más efecto que igual cantidad de CO2, dado que su vida media en la atmósfera es de sólo unos 8 años). En el caso del óxido de nitrógeno, esa capacidad es 290 veces  superior a la del CO2.

Analizando sólo estos 3 gases (CO2, CH4, N2O) debe atribuirse aproximadamente un 72% del efecto invernadero conjunto al CO2, porque está presente en mayor concentración, un 21% al metano y un 7 % al óxido de nitrógeno (hay 235 veces más concentración de CO2 que de metano y hay 1.250 veces más concentración de CO2 que de óxido de nitrógeno). Sumados estos 3 gases ejercen un efecto directo mínimo respecto del que ejerce el vapor de agua (unas 20 veces menor).

Muchos científicos creen que estos gases ejercen también un efecto indirecto,  incrementando la concentración de vapor de agua (generando una retroalimentación positiva, que aumenta el calentamiento). Para esta línea de pensamiento (la del IPCC), el efecto indirecto es lo importante.

Otros científicos creen que la clave son el sol y los rayos cósmicos, y que el efecto indirecto de los gases de efecto invernadero es inexistente, o bien irrelevante, o incluso generador de una retroalimentación negativa, aumentando la presencia de nubes (no vapor, sino agua en estado líquido y sólido que hace disminuir la temperatura en lugar de aumentarla). Para este grupo, el aumento de temperatura es la causa, y el aumento del CO2 es el efecto (al menos, en un horizonte temporal de cortísimo plazo, por ejemplo 100 años).

Estas visiones contrapuestas configuran el nudo de las discusiones respecto de si el ser humano influye significativamente en la marcha del clima, o si no lo hace.

Hasta el momento, todos los pronósticos del IPCC han fallado. La temperatura media del aire no ha aumentado en los últimos 19 años, medida con termómetros terrestres. Lo mismo ocurre con las mediciones satelitales, desde que estas existen (desde diciembre de 1978, sin cambios significativos). Ha empeorado la calidad de la medición de la temperatura mediante estaciones terrestres (quedan 3.500 de las 6.000 que había funcionando hace 40 años, mayoría de ellas en zonas costeras más cálidas; pese a lo cual se siguen promediando con los valores de las 6.000 originales). El nivel del mar sigue aumentando en promedio a un ritmo de 3 mm / año, lo que es un valor esperable cuando se observa una serie larga de tiempo. Debe recordarse que la llamada Mini era del hielo finalizó muy recientemente, a mediados del siglo XIX, por lo que el aumento de la temperatura de los últimos 150 años (0,8 º C, aproximadamente) está dentro de la variación esperable.

Del total emitido por la humanidad desde el inicio de la Revolución industrial hasta hoy, un tercio corresponde al último período de 20 años, en que la temperatura no ha variado. La variación ocurrida a lo largo del último tercio del siglo XX es similar al error de medición, no es estadísticamente significativa.

Tampoco han variado significativamente otras variables del clima, hecho confirmado por la ausencia de trabajos científicos que afirmen tales cambios. En igual sentido, las aseguradoras y reaseguradoras continúan con la misma casuística. Sus actuarios no aconsejan ningún cambio en la percepción de los riesgos climáticos (son conocidas las afirmaciones de Warren Buffet en tal sentido, sobre todo cuando se refiere a Geico). Las recomendaciones del IPCC y las negociaciones de la CMCC siguen tomando 100 años como horizonte temporal para la toma de decisiones, confirmando que no se perciben cambios drásticos ni urgencias extremas.

El CO2 ha estado aumentando a razón de 1,4 ppm/año en promedio, durante 1960 a 1990, luego ha aumentado a una tasa de 1,9 ppm/año y desde hace unos años se ha desacelerado, aumentando a razón de 1,5 ppm/año. Desde hace al menos 15 años la humanidad emite menos CO2 por unidad producida. Las emisiones proporcionales (medidas logarítmicamente) son cada vez más bajas (el IPCC acepta este criterio, que no es otro que el de la fórmula de Arrhenius de 1896).

[ΔF = α ln (C/C0); el ΔF es la variación del forzamiento radiativo medida en W/m2 (Watts por metro cuadrado), que es una medida objetiva del cambio en la radiación incidente del sol sobre la superficie del planeta; α es 6,3 según el IPCC (según Arrhenius podía llegar a ser 7); el otro factor es el logaritmo natural del cociente entre el contenido de carbono final y el inicial, ambos expresados en ppm (partes por millón volumen dividido volumen; volumen del dióxido dividido el volumen total de la atmósfera). Es fácil entender que, por ejemplo, duplicar de 280 a 560 ppm requiere 185 años, a 1,5 ppm / año, pero generar un efecto igual partiendo de 400 ppm, requiere 266 años (400 dividido 1,5) y así cada vez más.]

Teniendo en cuenta a Arrhenius, para repetir el efecto generado por pasar de 250 a 500 ppm de CO2 hay que pasar de 500 a 1.000 ó de 1.000 a 2.000 ppm. Cada nueva molécula añadida tiene menos efectos que la inmediata anterior.

Hay aspectos que podrían ser positivos, aún sobreestimando el impacto de la humanidad en el cambio climático. Por ejemplo, se podría aumentar la eficiencia energética, diversificar las fuentes de energía primaria, desarrollar completamente al auto eléctrico, mejorar la capacidad de almacenar energía eléctrica en baterías fijas o en el propio auto eléctrico, que de día entrega electricidad y de noche la recibe, mejorar las redes de distribución de electricidad y hacerlas inteligentes (las llamadas smart grids), mejorar la eficiencia de producción del ganado rumiante, disminuyendo al mismo tiempo la cantidad total emitida de metano y aún más, la cantidad emitida por unidad producida, secuestrar carbono a través de un mejor manejo de suelos, incrementando la materia orgánica joven de los suelos, previniendo la erosión, aumentando la capacidad de retener agua, mejorando los rendimientos, aumentar la eficiencia en el uso del agua para riego, mejorar los procesos de uso de ósmosis inversa o aún mejor, reemplazarla por tecnologías superadoras, cuidar e incluso crear corredores biológicos continuos, preservando la biodiversidad, frenar la disminución de humedales, usar mejor la celulosa, hacer bioetanol celulósico, cultivar algas para diversos usos, hacer acuacultura eficazmente, cuidando a los mares, hacer fermentación en estado sólido, ir hacia un flujo circular de nutrientes y energía, prevenir la compactación de suelos y la eutrofización de cuerpos de agua, etc, etc.

Por otro lado, las más recientes encuestas adecuadamente direccionadas, conteniendo las preguntas correctas, indican que a nivel mundial sólo un 40-45 % de los científicos especializados en clima acuerdan con la principal afirmación del AR5 del IPCC, que dice que “la humanidad es la principal causa en la variación de la temperatura de la atmósfera, con un intervalo de confianza del 95 %” (sic).

Los famosos e irreales guarismos que indicaban que el 97 % de los científicos apoyan los dichos del IPCC están basados en preguntas obvias, incorrectas, dirigidas a su vez a un público inadecuado. Sigue citándose esa cifra porque ha logrado constituirse en un meme (meme, unidad comunicacional indivisible, estudiada por la memética).

De modo tal que puede afirmarse sin dudas que la intensidad y cantidad de nuestras lluvias no ha variado significativamente.

Sí es cierto y relevante recordar que nos encontramos a mitad de camino de la fase desfavorable de la Oscilación multidecádica del Atlántico, que tiende a crear una peor distribución de lluvias.

Las lluvias de nuestra pampa húmeda no son intensas ni repetidas. Tomando a Rosario y zona como ejemplo, conviene recordar que sólo llovieron 4 días consecutivos en una única oportunidad en los últimos 6 años (tomando lluvias superiores a los 5 mm en cada día).

La intensidad de las lluvias de la pampa húmeda raramente supera los 25 ó 30 mm por hora, de manera sostenida (3 horas o más). Las estaciones meteorológicas automáticas corroboran eso y brindan además una apertura detallada, midiendo las lluvias cada 10 ó 15 minutos.

Así, tomando lo ocurrido en la cuenca del Río Luján (una cuenca pequeña, menor a las 250.000 ha), es clave recordar que en Mercedes, en la cuenca alta, llovió relativamente poco y con poca intensidad. Sólo se registró un período de 10 minutos en donde cayeron 19,4 mm (una intensidad instantánea de unos 120 mm por hora), pero luego las intensidades disminuyeron sensiblemente a los valores normales, y además hubo largos períodos sin lluvias. Dejó de llover a las 12 hs del día 6 de agosto, durante 12 horas no llovió, luego cayeron 20 mm, luego no llovió durante 48 hs, hasta que se dieron lluvias importantes los días 9 y 10, que sumadas a las de los días 5 y 6 totalizaron unos 190 mm en 100 horas (una intensidad promedio de sólo unos 2 mm / hora, con 12 hs consecutivas sin lluvia y 48 hs consecutivas sin lluvia, luego de cada uno de los 2 momentos de cierta intensidad).

¿Qué ocurrió? No es la intensidad, ni la cantidad total acumulada. Hay baja intensidad, hay períodos intermedios sin lluvias. ¿Es un problema agronómico? Vale decir, ¿hay déficits en el manejo del agua en el suelo? ¿Las napas impiden la conductividad hidráulica del suelo? ¿Es un problema hidráulico? Vale decir, ¿hay una mala conducción de excedentes aguas abajo, con tramos con avance rápido y tramos con taponamientos? ¿Es un problema hidrogeológico? ¿Es un problema urbanístico? Vale decir, ¿hemos invadido imprudentemente el valle de inundación, construyendo allí? ¿Es una combinación de factores? Continuaré el análisis, sobre esta cuenca, sobre el caso de Sanford en Santa Fe y sobre la gran cuenca del Río Salado bonaerense.




En la próxima entrega:
Inundaciones parte IV – Siembra directa - ¿La SD genera externalidades en todos los casos?


Ing. Agr. Luis Villa
@LuisVilla2805

16 septiembre 2015

Inundaciones parte II – Suelos – Dinámica del agua en los suelos



Inundaciones parte II – Suelos – Dinámica del agua en los suelos
Definición de suelo. Es aquella fracción de la superficie terrestre con capacidad para soportar el crecimiento de plantas y/o con diferenciación en capas superpuestas (llamadas horizontes) producto de la meteorización del material original (última definición del USDA, de 2006, cambiando respecto de la anterior lo referido a la doble condición, que deja de ser requerida, de allí la incorporación de “y/o”).

Lo anterior es la definición edafológica de suelos. La ingeniería civil tiene una definición y unos objetivos diferentes.

Los suelos están formados mayoritariamente por material inorgánico, sobre todo arena, limo y arcilla.

Arena es aquella fracción con tamaños mayores a 50 micrones pero siempre menores a 2 mm, sólo observables a simple vista cuando están cerca del valor máximo. El limo y la arcilla son fracciones microscópicas. El limo tiene tamaños que van desde los 2 hasta los 50 micrones (50 micrones es el límite que usan varios países, entre ellos el nuestro); la arcilla es la fracción con tamaño siempre menor a 2 micrones. Puede haber fracciones inorgánicas mayores a 2 mm, observables a simple vista (grava, de 2 a 20 mm) e incluso mayores a 20 mm (piedras).

Hay también una fracción minoritaria de materia orgánica (generalmente 1,5 a 5 % de los sólidos totales).

Un coloide es una mezcla donde el tamaño de partícula de la fracción minoritaria es intermedio entre una suspensión y una solución. Los coloides se comportan de manera diferente que las soluciones y las suspensiones.

En los suelos hay un coloide de gran importancia (hay otros), es el complejo que forman las arcillas y cierta materia orgánica (el complejo arcillo-húmico). Y hay una solución de gran importancia también, en la que el agua presente disuelve sustancias que sirven de nutrientes para las raíces presentes (la solución del suelo). El complejo arcillo-húmico y la solución del suelo están en constante interacción. Los equilibrios y desequilibrios están motorizados por varios factores, entre los que se destaca el contenido de agua del suelo.

El limo no forma parte del complejo coloidal del suelo.


Textura del suelo. Es la condición dada por las proporciones de arena, limo y arcilla. Influye en la capacidad de retención de agua. También influye en la porosidad del suelo (en buena medida la define aunque el manejo puede influir positiva o negativamente en el stock, tamaño y forma de los poros).

La textura está referida a cada uno de los horizontes de un perfil, con énfasis en los primeros 100 cm de profundidad.  Se trata de una condición que no puede modificarse en planteos extensivos y que no varía en el tiempo salvo un proceso erosivo, una decapitación del horizonte superior o una labranza profunda que mezcle horizontes (al decir que no varía en el tiempo, debe entenderse que se habla de los tiempos de la producción agropecuaria, no de tiempos geológicos).

El famoso triángulo textural del USDA permite ubicar las proporciones de las diferentes texturas.

En superficie, un suelo llamado franco (loam en inglés) tiene 30-50 % de limo (típicamente tiene 40 % de limo, 40 % de arena y 20 % de arcilla). También en superficie, un suelo típico de la pampa húmeda es franco limoso (silt loam soil) y tiene aproximadamente 70 % de limo, 10 % de arena y 20 % de arcilla. También en superficie, un suelo típico de nuestra región semiárida es franco arenoso (sandy loam soil) y tiene aproximadamente 20 % de limo, 70 % de arena y 10 % de arcilla.

El segundo horizonte, subsuperficial, es llamado horizonte B en muchos perfiles. Cuando posee mucha arcilla, aproximadamente 35-40 %, es llamado horizonte Bt (t de textural). Es muy frecuente en nuestra región pampeana.

La gran mayoría de los suelos de las cuencas o zonas anegadas en agosto de este año 2015 son argiudoles (Molisoles) con textura franco limosa en superficie (65-70 % de limo) y un horizonte Bt potente, con aproximadamente 35 % de arcilla en el perfil, en la zona que va desde los 25 ó 30 hasta los 90 ó 100 cm de profundidad. Esto, en referencia a todas las zonas excepto la cuenca del Salado, vale decir Sanford en la provincia de Santa Fe (donde el problema fue y es más hidráulico que agronómico) y Luján y otras localidades en la provincia de Buenos Aires.

En la cuenca del Salado hay hapludoles y natracuoles, que también son Molisoles. Los hapludoles no tienen horizonte B sino un horizonte subsuperficial de transición AC, sin importantes contenidos de arcilla. Los natracuoles sí tienen un horizonte Bt, aunque menos potente que los perfiles argiudoles. No obstante, se trata de una cuenca de millones de hectáreas versus miles de hectáreas de los casos previamente mencionados (luego volveré sobre esto).

[En la provincia de Buenos Aires, de 30 M ha, más de 24 ó 25 M son Molisoles. De esos, casi 10 M son argiudoles, otro tanto hapludoles y unos 7 ú 8 M son natracuoles (casi no hay natralboles, el resto para completar las 24 ó 25 M son Ustoles)]


Contenido de agua de un suelo, su medición. A medida que el contenido de agua aumenta, disminuye la tensión con que algunas moléculas de agua son retenidas por las partículas sólidas. La tensión, al igual que la presión, mide fuerza por unidad de superficie. En el caso de la tensión, es fuerza soportada, mientras que en la presión es fuerza ejercida (la tensión se expresa matemáticamente con signo negativo).

En suelos a veces sigue utilizándose a la Atmósfera (Atm) como unidad de tensión, aunque la unidad convenida en el Sistema internacional es el Pascal (en suelos se usa su múltiplo 1.000 veces mayor, el kPa). Cuando un suelo está muy seco y la tensión soportada por el agua más libre es de -1.500 kPa (ó -15 Atm), se dice que ese suelo está en su Punto de marchitez permanente (PMP). Obviamente lo que está en marchitez son las plantas, no el suelo. Cuando la tensión sobre el agua más libre es de -33 kPa (ó -0,33 Atm), se dice que ese suelo está a Capacidad de campo (CC). A la diferencia de contenidos de agua entre CC y PMP se la llama Agua útil.


Estructura y porosidad del suelo. Por estructura se entiende el ordenamiento, la agregación física de las partículas y su estabilidad en el tiempo. Las estructuras subangulares, esponjosas o columnares facilitan el flujo del agua hacia la profundidad y el intercambio de gases entre el perfil del suelo y la atmósfera, beneficiando a los cultivos y permitiendo un mejor aprovechamiento del agua. En sentido inverso actúan las estructuras masivas, migajosas, con desarrollo mayoritariamente horizontal.

Se conviene que, en promedio, la densidad real de los suelos es muy similar a la del cuarzo, esto es 2,65 gr / cc. En tanto, la densidad aparente (la densidad del suelo seco, tal cual, con su espacio poroso) es un valor variable según la textura y el manejo. Se ubica en torno a 1,35 gr / cc para el caso de un horizonte superficial franco limoso razonablemente bien manejado, aunque el valor mencionado es sólo orientativo. En la mayoría de nuestras situaciones, un suelo con problemas de manejo ve aumentada su densidad aparente.

La sola comparación entre los valores de densidad real y aparente, permite deducir que del volumen de un suelo tal cual, los sólidos ocupan aproximadamente la mitad; mientras que la otra mitad la ocupan el aire, o el agua o alguna combinación de ambos.

Los poros que tienen un tamaño mayor a 30 micrones se denominan macroporos.

Cuando los macroporos tienen 30 a 90 micrones permiten un drenaje intermedio, ni lento ni rápido (en promedio, el agua es retenida allí a un valor de -10 kPa). Hay macroporos de tamaños mucho mayores, 1 a 3 mm por ejemplo, que carecen de la capacidad para retener agua.

Cuando tienen 0,2 a 30 micrones, son mesoporos. Permiten un drenaje lento cuando tienen de 10 a 30 micrones (en promedio, el agua es retenida allí a un valor de -33 kPa, esto es la CC). Cuando tienen de 0,2 a 10 micrones, no habiendo consumo (también llamado uso consuntivo) ni evaporación, retienen el agua durante meses, “venciendo” a la gravedad durante ese lapso tan largo (es agua que en parte las raíces pueden aprovechar; las tensiones van de -33 a -1.500 kPa, es decir desde CC hasta PMP).

Cuando tienen menos de 0,2 micrones son microporos. El agua allí retenida no está disponible. La tensión es de -1.500 kPa o mayor aún.

Los conceptos de CC y PMP tienen casi un siglo (son de 1927). Son de escasa utilidad en la práctica en planteos productivos que aspiran a altos rendimientos. Son algo más aptos para la pedología (estudio básico de los suelos) que para la edafología (estudio aplicado de los suelos, en función de lograr mejores cultivos).

Para las condiciones y cultivos de la región pampeana es razonable fijar como límites a -10 kPa y -200 kPa (y no a -33 kPa y -1.500 kPa). No obstante, la CC sigue siendo una referencia para ciertas situaciones.

Hablando volumétrica y aproximadamente, en un suelo a CC la mitad del volumen la representan los sólidos (arena, limo, arcilla, grava, materia orgánica), una cuarta parte la representa el agua líquida presente y una cuarta parte los gases presentes (el llamado aire del suelo o atmósfera del suelo, con una composición similar a la atmósfera terrestre en tanto haya intercambios entre el perfil y el aire atmosférico).

Estando un suelo en CC, las raíces pueden respirar, incluso en suelos con problemas de manejo.

Un suelo está saturado cuando la totalidad del espacio poroso está ocupado por agua. El agua es 1.000 veces más densa que el aire y obviamente lo desplaza (puede quedar algo de aire atrapado).

En un suelo argiudol saturado, con buena estructura, bien manejado, no habiendo nuevos ingresos de agua al perfil, en aproximadamente 2 días el drenaje permite pasar de esa situación a CC. Las raíces vuelven a respirar (la mayoría de los cultivos en casi todos los casos no se ve afectado por la ausencia de oxígeno disponible para las raíces durante ese lapso de aproximadamente 48 hs). En cambio, en un suelo saturado sin buena estructura, no habiendo nuevos ingresos de agua, se necesitan 7-10 días para recuperar la disponibilidad de oxígeno para las raíces allí presentes. Hay daño fisiológico y económico.

La capacidad de infiltración de un suelo es la intensidad máxima de ingreso de agua que dicho suelo puede recibir. Puede tratarse de agua de lluvia, agua proveniente de escurrimientos de zonas más altas, agua de encharcamientos anteriores, agua proveniente del derretimiento de nieve, agua de riego por inundación, por aspersión y por goteo, incluso subterráneo.

La conductividad hidráulica es la capacidad de un suelo para permitir el avance en profundidad del agua presente en su perfil.

La capacidad de infiltración se pone de manifiesto sólo cuando hay ingreso de agua. La conductividad es una cualidad que se manifiesta de manera permanente. 

La capacidad de infiltración (o tasa de infiltración según Richards y Daniel Hillel) es máxima en un comienzo (sobre todo los primeros 10 ó 15 minutos) y luego decrece asintóticamente hasta llegar a un valor estable, la capacidad o tasa de infiltración básica. Por eso es mejor que llueva intensamente sólo al comienzo, a diferencia de lo que pueda intuirse.

La conductividad hidráulica es máxima cuando un suelo está saturado, y va decreciendo entre saturación y CC. Por ejemplo, un horizonte superficial franco limoso drena (“conduce”) 20 mm / hora cuando está saturado y 0,2 mm / hora a CC. Un horizonte Bt drena 6 mm / hora cuando está saturado y 0,06 mm / hora a CC. Para calcular el total drenado desde una condición a otra hay que estimar una conductividad promedio y multiplicar esa cantidad por la cantidad de horas transcurridas (matemáticamente hay que integrar la función desde una situación a la otra). Y esto hay que hacerlo para el horizonte con menor conductividad (el horizonte Bt en los perfiles de los argiudoles). Estimando que esa conductividad promedio sea de 2 mm / hora, asumiendo que transcurren 3 días sin lluvias, se habrán drenado 144 mm en ese lapso, lo cual es bueno para las raíces y también permite que el suelo actúe como una esponja, ante nuevas lluvias.

Asimismo, la capacidad o tasa de infiltración básica en la práctica puede estimarse muy certeramente como el valor de la conductividad hidráulica saturada del horizonte de menor conductividad. Un argiudol con Bt potente tiene aproximadamente una infiltración básica de unos 6 mm / hora y una conductividad hidráulica promedio de 2 días posteriores a su saturación de unos 2 mm / hora.

Todo lo descripto puede estar influenciado por la presencia de napas y por fenómenos de capilaridad. 

Los conceptos anteriores deben servir para explicar qué ocurre en la práctica con las lluvias, el ingreso de agua al suelo, el movimiento del agua dentro del perfil del suelo y la relación de todo lo anterior con el fenómeno que nos ocupa, el de las inundaciones. Tema que trataré en la próxima entrega, con ejemplos numéricos concretos.

Aquí se aplica muy bien aquello que dice “si no lo sabe explicar es porque no lo sabe”.


En la próxima entrega:
Inundaciones parte III – Cambio climático - ¿Cambió la intensidad de nuestras lluvias?


Ing. Agr. Luis Villa
@LuisVilla2805

08 septiembre 2015

Inundaciones parte I – Comentarios iniciales



Inundaciones parte I – Comentarios iniciales
Subdesarrollo. Una sociedad puede ser considerada subdesarrollada cuando quienes no pertenecen a ella comprenden mejor sus problemas, en comparación con los naturales del lugar. Se aplica bien a nuestra sociedad argentina. Más aún, se aplica muy bien a nuestra dirigencia.

Las dramáticas inundaciones recurrentes son un caso que confirma nuestra pobre condición respecto del desarrollo.

El agua no espera, no se corrompe, no negocia. Por eso desnuda la mediocridad e improvisación de nuestros dirigentes y de buena parte de la sociedad, ambos en buena medida carentes de honestidad intelectual y de contacto con la realidad.

Somos también una sociedad fallida y decadente. ¿Cuál puede ser la buena noticia respecto de esto? Podemos dejar de ser subdesarrollados de un momento a otro, cambiando lo más difícil, la mentalidad y la actitud.

Todas las soluciones están a la vuelta de la esquina. En esta serie de escritos cortos hablo de las inundaciones, pero en realidad hablo de nosotros, tomando al drama de las inundaciones como un estudio de caso.


Sequía vs. inundación, daños en uno y otro caso. Una sequía promedio causa un daño económico que es aproximadamente el triple del daño de una inundación promedio. Pero una inundación cuesta vidas, destruye bienes y genera daños sicológicos.

Si al resolver problemas de inundación estamos resolviendo en cierta medida problemas de sequía, las inversiones a realizar pueden ser mayores y/o el repago de las mismas puede concretarse más rápidamente.

A lo largo de estas entregas comentaré aspectos agronómicos, hidráulicos, hidrológicos, urbanísticos, legales y ambientales. Hay también negociaciones en marcha de índole supra nacional. En parte se mencionarán, porque están vinculadas al asunto.




Ing. Agr. Luis Villa
@LuisVilla2805