14 julio 2015

Mis recomendaciones técnico-económicas y financieras para las próximas 5 campañas agrícolas



Mis recomendaciones técnico-económicas y financieras para las próximas 5 campañas agrícolas
Lo que sigue son mis recomendaciones o prescripciones en sentido amplio, dirigidas a la empresa agropecuaria que practica agricultura en nuestro país. No son propuestas de política agropecuaria, de lo que debería ser, hacerse o cambiarse para mejorar el bien común.

Intentan ser de aplicación universal, sin importar el tamaño de la empresa, su ubicación, su complejidad, ni el carácter monoactivo o mixto (con ganadería, cerdos o tambo). Tampoco distingue a empresas con tierra propia de otras con tierra alquilada, o combinaciones de ambos casos.

Son las recomendaciones principales. Hay otras, que no están incorporadas aquí, no porque sean menos importantes, sino porque requieren que este primer grupo esté aplicándose. Existen, por supuesto, recomendaciones adicionales, específicas para cada caso.

Son sólo mis recomendaciones. No presento aquí un detalle de la fundamentación, que requeriría un escrito mucho más extenso.

Son prescripciones prácticas, aplicables, para comenzar a analizar aquí y ahora. Es probable que en algún caso esté sugiriendo medidas diferentes o novedosas respecto de la práctica actual.


Breve prospectiva
La prospectiva es necesaria para establecer el entorno en que realizo estas recomendaciones. Recordando que es un resumen y que el horizonte temporal es de 5 años vista, conviene hacer los siguientes señalamientos.

Respecto del mundo, tal como lo señala Nouriel Roubini, los países centrales continuarán tratando la crisis sólo con medidas monetarias. Esto retardará el fin de la misma o incluso generará agravamientos (en las encuestas del CFA Institute, 2 de cada 3 expertos ven probable o muy probable el surgimiento de una nueva crisis).

El mundo seguirá con ofertas abundantes y demandas débiles (varios productos del agro son la excepción).

El aumento de las tasas fortalecerá aún más al dólar (como afirma Germán Fermo, el fortalecimiento se inició en noviembre de 2011, cuando iniciaron su depreciación el dólar canadiense y el dólar australiano, buenos predictores en materia agropecuaria y minera).

Los precios de los granos seguirán volátiles, pero recuperándose o incluso mejorando (el actual índice FAO está cercano a los 200 puntos). Lo mismo con la leche. Las carnes mantendrán los muy buenos precios actuales. Todos los commodities agropecuarios seguirán comportándose en cuanto a precios y a volúmenes con su dinámica propia, despegada en buena medida de la de los metales y los commodities energéticos.

Respecto de nuestro país, mejoraría la política comercial, con menores trabas a la importación y a la exportación (en parte por los fallos de la OMC). Habrá menores incentivos a subfacturar exportaciones y a sobrefacturar importaciones (menores alícuotas por derechos de exportación, brechas entre tipos de cambio comercial y financiero también menores).

Habrá alguna leve mejora en el clima de inversión, sin que la IBIF supere los 22 puntos del producto, si se miden adecuadamente ambos, inversión bruta interna fija y PBI.

La tierra recuperará su valor de mercado correcto, de manera paulatina a lo largo de los próximos años.

La inflación anual se ubicará en un rango de 8 a 15 % en cada uno de los próximos 5 años. Se mantendría la prohibición de ajustar balances por inflación y todo o casi todo el esquema impositivo actual, excepto las retenciones que sí bajarán.

Continuarán vigentes los cambios de fondo establecidos por la actual administración (nueva Carta orgánica del BCRA, nueva Ley para el Mercado de capitales, nuevo Código Civil y Comercial de inminente puesta en vigencia). Pero también continuará e incluso se profundizará el lento proceso de judicialización de varios aspectos relacionados con estas leyes (las nuevas atribuciones de la CNV, por caso).

Continuarán muy altas las tasas de base, las que pagan el Tesoro nacional e YPF.


Recomendaciones de índole técnico-económica
Se trata de un análisis a 5 años vista. Por ende, quedan fuera las inversiones cuyo repago supere ese horizonte temporal (compras de campos básicamente, sobre todo si se refieren a una fracción proporcionalmente significativa para el giro actual de la empresa).

La principalísima recomendación consiste en estar permanentemente enfocados en bajar el costo total por unidad producida. No sólo considerar los costos variables.

Crecer hacia atrás y hacia adelante del estricto desarrollo de los cultivos. Hacia atrás, realizando las labores con maquinaria propia o de control exclusivo propio (recibida en leasing, a incorporar luego ejerciendo la opción europea de compra). Hacia adelante, transformando siempre grano en carne. Cuando el grano es caro, vendiéndolo para comprar hacienda. Cuando es barato, como ahora, consumiéndolo tranqueras adentro.

Olvidarse del margen bruto de un cultivo. Lo que cuenta es el margen neto de todo un año, de todo lo que ocurra tranqueras adentro; más la ponderación de ese resultado versus los riesgos asumidos.


Recomendaciones de índole financiera referidas al largo plazo
Decisiones de inversión. Utilizar los preceptos universales de las finanzas corporativas, es decir, ponderar adecuadamente el valor del dinero a lo largo del tiempo y la relación renta – riesgo (abrevar, para la gran mayoría por primera vez, en los preceptos fundacionales de las finanzas modernas, nacidos en 1952 con Harry Markowitz).

Usar el criterio del Valor presente neto y hacer simulación de Monte Carlo. Modelar bien, asignando a las variables su carácter normal, triangular, lognormal, etc. Hacer truncamientos al modelar, si fuera pertinente. Reconocer los errores graves de las diferentes versiones de Excel.

Recordar que a lo largo de los últimos 12 años, la agricultura en campo ajeno, hecha con maquinaria contratada, nunca logró rentas acordes al riesgo asumido. Analizar todas las posibilidades para retribuir a la tierra de terceros, siempre con contratos plurianuales.

Invertir mucho. Invertir bien. Descartar de plano inversiones que no apunten directamente a la productividad del recurso tierra (para el caso de empresas que son propietarios de campos) o del resto de los recursos (para los que mayoritariamente alquilan).

Olvidar agregados de valor de dudosa renta, como por ejemplo producir biogas o bioelectricidad (salvo que completen un círculo muy bien diseñado). Certificar procesos sólo si impacta en la productividad y los resultados.

Decisiones de financiamiento de más de un año. Usar deuda, incluso hipotecaria, y por sobre todo leasing, único mecanismo de amortización acelerada, imprescindible para casos como el nuestro en que no hay ajuste por inflación. Mantener una adecuada relación equity – deuda, apelando a todos los mecanismos conocidos.

Política de dividendos. Adecuarla a la actual coyuntura. Para utilidades reales (no impositivas) de nivel 100, cabría esperar 40 destinados al pago del impuesto a las ganancias (la tasa nominal es 35, pero no está permitido el ajuste por inflación). Luego, destinar 45 a inversiones y dejar 15 (un sexto aproximadamente) para dividendos, los que luego del impuesto de 10 puntos se convertirían en 13,5 por cada 100 de utilidad real antes de impuestos.

De ser necesario, aumentar la escala y/o recurrir a la intensificación para diluir costos fijos. De este modo, los 13,5 puntos provendrán de una torta de mayor tamaño (no modificar las proporciones).

No usar relaciones insumo producto como mecanismo aislado ni fijar dosis de fertilizantes teniendo en cuenta sólo los costos directos.

Los costos fijos son siempre un problema serio cuando hay alta presión impositiva, tipo de cambio atrasado, precios en baja y retiros exagerados (es un error decidir en base a relaciones insumo – producto históricas).

Gobierno de la empresa. Si los cambios a efectuar fuesen profundos (o se percibieran así), es el momento de revisar también las normas de gobierno corporativo (relación entre dueños y gerentes, entre accionistas mayoritarios y minoritarios, cláusulas de uso frecuente que podrían incorporarse, etc.).

Manejo de cartera. Transformar siempre grano en carne, tal como ya se señaló, dado que es la forma más simple, eficaz y eficiente de practicar portfolio management.


Recomendaciones de índole financiera referidas al corto plazo
Usar siempre la ecuación de arbitraje de Fisher, bien descripta por ejemplo en Brealy, Myers & Allen (también por Domingo Messuti), para relacionar correctamente tasas nominales con posibles tasas reales. No olvidar la inclusión del escudo fiscal. Si la financiación completa un monto necesario, operando como un gatillo que optimiza al sistema completo, considerar aceptable a tasas nominales incluso algo más altas.

Transformar correctamente tasas nominales y CFTN en tasas reales, efectivas y completas.

No destinar fondos a seguros climáticos. Usarlos para pagar intereses.

Jamás vender opciones. Preferentemente usar pocos futuros y sí muchos forwards, contra los cuales obtener ventajas. Preferentemente no comprar calls. Es mejor comprar puts cuyo vencimiento ocurra casi al mismo tiempo que la cosecha. Recordar que se trata de opciones americanas que se pueden ejercer en cualquier momento a lo largo de su vida. Son, por ende, un caso prácticamente único de mercado derivado que puede servir para financiarse, como ocurrió este año.

Intentar que buena parte del efectivo esté remunerado.

Arbitrarse sin errores cuando se utiliza el mercado de futuros de divisas, dado que se trata de activos de inversión, no de consumo, que por ende tienen cargada una tasa de interés implícita.

Acortar el ciclo del dinero (cash to cash cycle), vendiendo más rápido pero sobre todo incrementando el número de actividades, con agricultura en invierno y ganadería que permita que todo o buena parte de los granos forrajeros salgan caminando del campo.




Ing. Agr. Luis Villa
@LuisVilla2805