13 julio 2013

Algunos aspectos sobre la fertilidad química y física de nuestros suelos


Uso de fertilizantes
En nuestro país se utilizan dosis muy bajas de fertilizantes y casi no se hacen análisis. Producimos más del 4 % del tonelaje mundial de granos, pero usamos menos del 1,75 % del total de los fertilizantes consumidos mundialmente.

Producimos 100 M tn de granos, y usamos sólo 3,3 M tn de fertilizantes. Brasil produce 185 M tn de granos y consume 33 M tn de fertilizantes.

En fósforo no estamos respetando los umbrales que deben ser el punto de partida. Como bien lo señala Jorge González Montaner, partir de 20 ppm y agregar un pequeño arrancador da buen resultado; partir de valores bajos y agregar dosis altas, genera resultados más modestos (aún igualando el contenido total).

Las consideraciones sobre el fósforo son más que nada aplicables a la Pampa húmeda y a la Mesopotamia. No obstante, se pueden hacer razonamientos muy similares para el NOA y la zona Semiárida, en estos casos referidos a la materia orgánica.

La pérdida por el mal manejo de la fertilidad no debe ser medida según el costo de reposición sino mediante el lucro cesante generado por los granos no producidos (medida así puede ser el doble o aún el triple que el monto pensado para reponer lo consumido).

En micronutrientes, el Zinc y otros tienen cada vez más influencia sobre el lucro cesante.


Materia orgánica joven
Es poco frecuente la adopción de prácticas de mantenimiento y reposición de la materia orgánica joven (MOj) incluso bajo la forma más sencilla, que es la rotación de cultivos adecuadamente fertilizada.

En nuestro país el uso de efluentes es mínimo, mientras es una práctica habitual en otros países. Es interesante el caso del Beck’s Challenge 300, en EE.UU. Se trata de alcanzar los 300 bushels por acre en maíz (187 quintales por hectárea). Casi todos los participantes usan diferentes efluentes, de manera sistemática (efluentes líquidos de cerdos y de tambos, sólidos provenientes de la producción de pavo, etc.).

Algo similar ocurre con el concurso nacional de rendimientos de maíz, que es un concurso mucho más grande que el anterior, con más de 7.000 participantes. En 2011, 23 % de los ganadores de cada estado usaron efluentes dentro del año inmediato anterior a la implantación del maíz que compitió (y 70 % practicó análisis de suelo, en igual período).

David Hula, el ganador absoluto de 2012, obtuvo 429 bushels por acre (268 qq/ha), con riego por goteo y por pivot.


Aspectos físicos
La estabilidad estructural en húmedo (EEH) de nuestros suelos es relativamente pobre, pese a que puede corregirse con poca cantidad de MOj. Hay entre ambas variables una relación logarítmica, vale decir, con un tramo de la curva con mayor pendiente aún que una relación exponencial.

Ha bajado mucho el umbral hídrico de sensibilidad a la compactación, también definido como límite de plasticidad (el contenido de humedad por sobre el cual no debería haber tránsito por el suelo). Un buen ejemplo es la medición de INTA Las Breñas sobre monocultivo de algodón (lotes que al almacenar apenas 30-35 mm ya superan el umbral).

La compactación ha avanzado sin que se la haya medido en estos últimos 20 años (algo que se insinuaba a partir del 1er Congreso de Aapresid de 1992). En muchos casos la compactación relativa se está acercando al 90 % citado por INTA Castelar como valor crítico que no debería superarse.

Las pulverizadoras ejercen 60-80 libras por pulgada cuadrada (400-550 kPa), 4 veces más que lo aconsejado (como suele recordarlo Ricardo Martínez Peck). Más grave aún, se usan cuando el suelo está por sobre el umbral hídrico. Actualmente el Eleusine ocupa muchos lotes (antes sólo los rincones y cabeceras), en un síntoma claro de compactación.

No hay un manejo moderno del agua en el suelo ni en las napas. El concepto de Punto de Marchitez Permanente (PMP) cumple 100 años ahora en 2013 y tiene muchas limitantes, pese a lo cual se sigue usando. El caso del Río Nuevo en San Luis es un ejemplo de mal manejo global de napas. Llama la atención lo poco conocidos que son los trabajos de Fernando Carranza, relacionados con el manejo de napas con RAS alto (napas con mucho sodio en relación al contenido total de sales).


Agricultura de precisión
Las sondas Veris que hay en el país son muy pocas y han relevado sólo 200 mil hectáreas (tal vez menos de 100 mil estén aprovechando al máximo toda la información obtenida). Tampoco son frecuentes las mediciones de conductividad eléctrica con equipos portátiles (un equipo portátil cuesta 100 veces menos que una sonda, y sin embargo tampoco se usa).

Este tipo de diagnóstico debería ser el punto de partida de la agricultura de precisión, que en nuestro país mide sobre todo el rendimiento y nivela hacia abajo, en casi todos los casos.

No hay trabajos de estadística ni de geoestadística sobre los resultados de los monitores (informes de este tipo son de gran utilidad y, contra la opinión generalizada, son fáciles de comprender si se explican bien).

Hay relaciones que justifican el paso de la sonda, por ejemplo las relaciones sodio - rendimiento o alto contenido de arena – rendimiento (el pasaje de la sonda no es gasto, es inversión, porque se hace una sola vez en cada lote).

Pese a los pilotos automáticos, no hay programas de tránsito controlado para las pulverizadoras (que permitirían pisar siempre el mismo lugar y compactar el 2-3 % y no el 50-100 % como ahora). Australia tiene casos exitosos en esta materia, que deberíamos tener en cuenta.

Ing. Agr. Luis Villa
@LuisVilla2805

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