Respecto del llamado monocultivo de soja, es preferible hablar de un desbalance de
superficies para reflejar mejor la situación actual. Corresponde hablar de
monocultivo para describir, por ejemplo, la situación vivida en ciertos
sectores del sudoeste del Chaco, donde en las parcelas limpias se hicieron
35-40 ciclos consecutivos de algodón, hasta mediados de los ’90,
aproximadamente. Monocultivo es también un término de uso apropiado para casos
específicos (hay productores cercanos a Rosario, por ejemplo, que ya han
cumplido más de 30 ciclos de soja consecutivos sin ninguna alternancia con
otros cultivos). Pero a nivel global, la situación ha estado mejorando algo y
posiblemente continúe haciéndolo. Aumenta el área con soja, pero aumentan
también los otros cultivos, en parte por la mayor intensificación en el uso del
suelo.
La superficie con soja es de unas 19
M ha. Debe
ser comparada contra la superficie con gramíneas. En maíz para venta pueden estimarse 3 M ha. En maíz para
consumo, silaje sobre todo, debe agregarse 1 M ha más (de ese total de 4 M ha podemos estimar que un
90 % se rota con soja en algún momento y si bien los maíces que son silaje no
dejan cobertura, al menos dejan una buena masa de raíces). Luego debemos
considerar al sorgo en todas sus formas (1,5 M ha sobre suelos que tienen soja en algún
momento), a la cebada (700 mil ha de un total de 1,2 M ha), al trigo (no menos
2,5 M ha
de un total de 4 M),
a verdeos u otros cereales de invierno de menor superficie; todo lo cual suma
unas 9 M
ha. Si las 19 M ha con soja se
alternan con unas 9 M
ha con gramíneas, la situación no es la ideal, pero ha mejorado y no tiene
posibilidades de desembocar en un problema agudo. Como se deduce, no se
está hablando de 19 + 9 = 28
M ha físicas, porque en muchos casos hay doble cultivo.
Si son 24 M
ha físicas, hay un 35 % con gramíneas,
lo que es un dato bastante alentador.
Estos números confirman lo que se
ve a campo en casi todas las regiones del país y épocas del año, en referencia
a que la cobertura del suelo es bastante
buena. Esto no sería factible en una situación de monocultivo de soja. Por
otro lado, quien ha debido hacer agricultura desde 2004 ó 2005 hasta hoy en
muchas regiones, ha podido comprobar que las rotaciones también ayudan mucho en
la conservación del agua en el suelo, incluyendo la humedad superficial
necesaria para sembrar en los tiempos prescriptos, situación que muchas veces
no se ha dado en casos de soja sobre soja, puesto que desde hace varios años
venimos teniendo un comportamiento errático de las lluvias en las épocas de
siembra de los cultivos.
De modo que la situación casi se equilibraría, en cuanto a rotaciones, con una sustitución no muy
dramática, de unas 2 M
ha de soja. Sería esencial un incremento de al menos un 50-75 % en la cantidad global de
fertilizante en los grandes cultivos, siempre que haya una mejora en el proceso de
inoculación de las leguminosas, soja y alfalfa sobre todo (contamos con 5 M ha con alfalfa, que se renuevan cada 3 ó 4 años en promedio), más un mayor uso de los
inoculantes biológicos en gramíneas (si bien estos últimos impactan más en la
productividad del cultivo en cuestión que en el residuo de tal cultivo).
Llevada esta corrección a régimen en base a estas pautas, luego quedaría
controlar que el aumento del área de cultivos mantuviera las proporciones y la
calidad del proceso, alcanzando 40
M ha globales, o más inclusive.
Ing. Agr. Luis Villa
@LuisVilla2805
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