Mis recomendaciones técnico-económicas y financieras para
las próximas 5 campañas agrícolas
Lo que sigue son mis recomendaciones o prescripciones en
sentido amplio, dirigidas a la empresa agropecuaria que practica agricultura en
nuestro país. No son propuestas de política agropecuaria, de lo que debería
ser, hacerse o cambiarse para mejorar el bien común.
Intentan ser de aplicación universal, sin importar el
tamaño de la empresa, su ubicación, su complejidad, ni el carácter monoactivo o
mixto (con ganadería, cerdos o tambo). Tampoco distingue a empresas con tierra
propia de otras con tierra alquilada, o combinaciones de ambos casos.
Son las recomendaciones principales. Hay otras, que no
están incorporadas aquí, no porque sean menos importantes, sino porque requieren
que este primer grupo esté aplicándose. Existen, por supuesto, recomendaciones adicionales,
específicas para cada caso.
Son sólo mis recomendaciones. No presento aquí un detalle
de la fundamentación, que requeriría un escrito mucho más extenso.
Son prescripciones prácticas, aplicables, para comenzar a
analizar aquí y ahora. Es probable que en algún caso esté sugiriendo medidas
diferentes o novedosas respecto de la práctica actual.
Breve prospectiva
La prospectiva es necesaria para establecer el entorno en
que realizo estas recomendaciones. Recordando que es un resumen y que el
horizonte temporal es de 5 años vista, conviene hacer los siguientes
señalamientos.
Respecto del mundo, tal como lo señala Nouriel Roubini, los
países centrales continuarán tratando la crisis sólo con medidas monetarias. Esto retardará el fin de la misma o
incluso generará agravamientos (en las encuestas del CFA Institute, 2 de cada 3
expertos ven probable o muy probable el surgimiento de una nueva crisis).
El mundo seguirá con ofertas abundantes y demandas débiles
(varios productos del agro son la excepción).
El aumento de las tasas fortalecerá aún más al dólar (como afirma Germán Fermo, el
fortalecimiento se inició en noviembre de 2011, cuando iniciaron su
depreciación el dólar canadiense y el dólar australiano, buenos predictores en
materia agropecuaria y minera).
Los precios de los granos seguirán volátiles, pero recuperándose
o incluso mejorando (el actual índice FAO está cercano a los 200 puntos). Lo
mismo con la leche. Las
carnes mantendrán los muy buenos precios actuales. Todos los commodities agropecuarios
seguirán comportándose en cuanto a precios y a volúmenes con su dinámica propia, despegada en buena
medida de la de los metales y los commodities energéticos.
Respecto de nuestro país, mejoraría la política comercial,
con menores trabas a la importación y a la exportación (en parte por los fallos
de la OMC). Habrá menores incentivos a subfacturar exportaciones y a sobrefacturar
importaciones (menores alícuotas por derechos de exportación, brechas entre
tipos de cambio comercial y financiero también menores).
Habrá alguna leve
mejora en el clima de inversión, sin que la IBIF supere los 22 puntos del
producto, si se miden adecuadamente ambos, inversión bruta interna fija y PBI.
La tierra recuperará
su valor de mercado correcto, de manera paulatina a lo largo de los
próximos años.
La inflación anual se ubicará en un rango de 8 a 15 % en cada uno de los
próximos 5 años. Se mantendría la prohibición
de ajustar balances por inflación y todo o casi todo el esquema impositivo
actual, excepto las retenciones que sí bajarán.
Continuarán vigentes los cambios de fondo establecidos por
la actual administración (nueva Carta orgánica del BCRA, nueva Ley para el
Mercado de capitales, nuevo Código Civil y Comercial de inminente puesta en
vigencia). Pero también continuará e incluso se profundizará el lento proceso
de judicialización de varios aspectos relacionados con estas leyes (las nuevas
atribuciones de la CNV, por caso).
Continuarán muy altas las tasas de base, las que pagan el
Tesoro nacional e YPF.
Recomendaciones de índole técnico-económica
Se trata de un análisis a 5 años vista. Por ende, quedan
fuera las inversiones cuyo repago supere ese horizonte temporal (compras de
campos básicamente, sobre todo si se refieren a una fracción proporcionalmente
significativa para el giro actual de la empresa).
La principalísima recomendación consiste en estar permanentemente
enfocados en bajar el costo total por
unidad producida. No sólo considerar los costos variables.
Crecer hacia atrás y hacia adelante del estricto desarrollo
de los cultivos. Hacia atrás, realizando las labores con maquinaria propia o de
control exclusivo propio (recibida en leasing, a incorporar luego ejerciendo la
opción europea de compra). Hacia adelante, transformando siempre grano en
carne. Cuando el grano es caro, vendiéndolo para comprar hacienda. Cuando es
barato, como ahora, consumiéndolo tranqueras adentro.
Olvidarse del margen
bruto de un cultivo.
Lo que cuenta es el margen neto de
todo un año, de todo lo que ocurra tranqueras adentro; más la ponderación de
ese resultado versus los riesgos
asumidos.
Recomendaciones de índole financiera
referidas al largo plazo
Decisiones de
inversión. Utilizar
los preceptos universales de las finanzas corporativas, es decir, ponderar
adecuadamente el valor del dinero a lo largo del tiempo y la relación renta – riesgo
(abrevar, para la gran mayoría por primera vez, en los preceptos fundacionales
de las finanzas modernas, nacidos en 1952 con Harry Markowitz).
Usar el criterio del Valor presente neto y hacer simulación
de Monte Carlo. Modelar bien, asignando a las variables su carácter normal,
triangular, lognormal, etc. Hacer truncamientos al modelar, si fuera pertinente.
Reconocer los errores graves de las diferentes versiones de Excel.
Recordar que a lo largo de los últimos 12 años, la
agricultura en campo ajeno, hecha con maquinaria contratada, nunca logró rentas acordes al riesgo
asumido. Analizar todas las posibilidades para retribuir a la tierra de
terceros, siempre con contratos
plurianuales.
Invertir mucho. Invertir bien. Descartar de plano
inversiones que no apunten directamente a la productividad del recurso tierra
(para el caso de empresas que son propietarios de campos) o del resto de los recursos (para los que
mayoritariamente alquilan).
Olvidar agregados de valor de dudosa renta, como por
ejemplo producir biogas o bioelectricidad (salvo que completen un círculo muy
bien diseñado). Certificar procesos sólo si impacta en la productividad y los
resultados.
Decisiones de
financiamiento de
más de un año. Usar deuda, incluso hipotecaria, y por sobre todo leasing, único
mecanismo de amortización acelerada, imprescindible para casos como el nuestro
en que no hay ajuste por inflación. Mantener una adecuada relación equity –
deuda, apelando a todos los mecanismos conocidos.
Política de
dividendos. Adecuarla
a la actual coyuntura. Para utilidades reales (no impositivas) de nivel 100,
cabría esperar 40 destinados al pago del impuesto a las ganancias (la tasa
nominal es 35, pero no está permitido el ajuste por inflación). Luego, destinar
45 a
inversiones y dejar 15 (un sexto aproximadamente) para dividendos, los que
luego del impuesto de 10 puntos se convertirían en 13,5 por cada 100 de
utilidad real antes de impuestos.
De ser necesario, aumentar la escala y/o recurrir a la intensificación
para diluir costos fijos. De este modo, los 13,5 puntos provendrán de una torta
de mayor tamaño (no modificar las
proporciones).
No usar relaciones insumo – producto como mecanismo aislado
ni fijar dosis de fertilizantes teniendo en cuenta sólo los costos directos.
Los costos fijos son siempre un problema serio cuando hay
alta presión impositiva, tipo de cambio atrasado, precios en baja y retiros
exagerados (es un error decidir en base a relaciones insumo – producto
históricas).
Gobierno de la empresa.
Si los cambios a
efectuar fuesen profundos (o se percibieran así), es el momento de revisar
también las normas de gobierno corporativo (relación entre dueños y gerentes,
entre accionistas mayoritarios y minoritarios, cláusulas de uso frecuente que
podrían incorporarse, etc.).
Manejo de cartera. Transformar siempre grano en
carne, tal como ya se señaló, dado que es la forma más simple, eficaz y
eficiente de practicar portfolio
management.
Recomendaciones de índole financiera
referidas al corto plazo
Usar siempre la ecuación de arbitraje de Fisher, bien
descripta por ejemplo en Brealy, Myers & Allen (también por Domingo Messuti), para relacionar correctamente tasas nominales con posibles tasas reales.
No olvidar la inclusión del escudo fiscal. Si la financiación completa un monto
necesario, operando como un gatillo que optimiza al sistema completo, considerar
aceptable a tasas nominales incluso algo más altas.
Transformar correctamente tasas nominales y CFTN en tasas
reales, efectivas y completas.
No destinar fondos a seguros climáticos. Usarlos para pagar
intereses.
Jamás vender opciones. Preferentemente usar pocos futuros y
sí muchos forwards, contra los cuales obtener ventajas. Preferentemente no
comprar calls. Es mejor comprar puts cuyo vencimiento ocurra casi al mismo
tiempo que la
cosecha. Recordar que se trata de opciones americanas que se
pueden ejercer en cualquier momento
a lo largo de su vida. Son, por ende, un caso prácticamente único de mercado
derivado que puede servir para financiarse, como ocurrió este año.
Intentar que buena parte del efectivo esté remunerado.
Arbitrarse sin errores cuando se utiliza el mercado de
futuros de divisas, dado que se trata de activos de inversión, no de consumo,
que por ende tienen cargada una tasa de interés implícita.
Acortar el ciclo del dinero (cash to cash cycle), vendiendo
más rápido pero sobre todo incrementando el número de actividades, con agricultura
en invierno y ganadería que permita que todo o buena parte de los granos
forrajeros salgan caminando del campo.
Ing. Agr. Luis Villa
@LuisVilla2805